Vicente Blay Casino Serra. Secretario General PP Almassora.
Ayer lloré. Sí, lo hice en público y fue imposible contenerme. Y lo hice junto a numerosos compañeros de del PPCS y centenares de castellonenses que sintieron, como yo, como su mundo se empequeñecía al escuchar en primera persona el horror de la sinrazón. Ese que nos narraron en primera persona los ucranianos residentes en nuestra provincia que se dieron cita en la capital y que, ataviados con el amarillo y azul de su enseña nacional, quisieron que nuestra tierra se uniera a ellos en un grito unánime por la paz y la libertad de todo un pueblo.
Y así fue. Porque ayer Castellón demostró que le duele Ucrania. Y mucho. Porque 3.000 kilómetros no son nada cuando lo que nos une es tanto, y tan crucial. Como el ansia de libertad de un pueblo soberano. De democracia. De paz. Esa que Putin les ha arrebatado con una invasión que nos recuerda al pasado más negro del Viejo Continente y que ha arrebatado su realidad a millones de personas. En Ucrania y también aquí.
Porque los testimonios que ayer nos narraban frente al Ayuntamiento de Castellón eran sobrecogedores. Familias rotas. Vidas truncadas. Días al teléfono esperando noticias de padres que defienden su país con lo puesto o hermanas que dan a luz en los refugios. También de niños de apellido ucraniano y raíz española que, desde la distancia, lloran viendo como la tierra que llevan en el ADN se desangra por culpa de la barbarie impulsada por Putin.
Y es por ellos. Por los 21 ucranianos que viven en Almassora. Por los que lo hacen en nuestra provincia y, por toda Ucrania, que desde el Partido Popular de Castellón abriremos durante los próximos días nuestras sedes a la solidaridad. Esa que necesitan en Ucrania y que hará que, a buen seguro, desde nuestra tierra salgan hasta la frontera Polaca toneladas de apoyo en forma de medicamentos, alimentos, ropa...
Por cierto, además de lágrimas de desconsuelo, ayer fue también protagonista el orgullo. El orgullo de un pueblo, el ucraniano, que ve como los suyos defienden a ultranza su integridad y su libertad. El orgullo de sentirse parte de un todo nacional que se defiende pese a todo y contra todos.
Por ellos, y como ayer gritaron al cielo de la millor terreta del món... ¡Slava Ukraini!