Vicente Pallarés. Alcalde de Sant Joan de Moró y diputado provincial
A la izquierda no le gustan los empresarios. Debe ser una vieja manía de cuando eran jóvenes revolucionarios que leían a Marx y a Engels… Ahora ya sabemos que a todos ellos les gusta más un avión privado –y un buen casoplón- que a un niño un caramelo… Pero los empresarios no les gusta ni un poquito porque deben representar, según sus obtusas mentes, la decadencia del capitalismo… O algo así. Vaya usted a saber qué puede pasar por la cabeza de Pedro Sánchez.
El Gobierno de Pedro Sánchez se ha revelado, al igual que antes pasó con los de Felipe González y el de Rodríguez Zapatero, como un poderoso veneno contra el empleo y la creación de riqueza. Y por eso las colas del paro –y del hambre- son cada día más largas.
Lo privado provoca urticaria a la izquierda, siempre y cuando lo privado no sea de ellos, claro está… Y por eso, las medidas que adopta Sánchez y sus colegas de Podemos van en la línea de golpear fuerte a los empresarios, a todos esos emprendedores que arriesgan su dinero y su tiempo para dar trabajo a los demás. Y la industria cerámica sabe muy bien de lo que estoy hablando, porque ha sufrido en primera persona –y lo sigue sufriendo- el desprecio de varios ministros socialistas que ofrecen buenas palabras para, después, no hacer nada… Pero nada de nada.
Producir baldosas cerámicas en la provincia de Castellón es cada vez más complicado. Porque nuestras fábricas pagan la electricidad más cara de toda Europa y no reciben ayuda alguna para que sus plantas productivas se adecuen a la normativa medioambiental que exige Europa para el año 2030, un objetivo que parece imposible a pesar de incorporar en cada momento las mejores técnicas disponibles. Y, además, les quieren quitar la ventaja competitiva que supone la cogeneración, y en cuyas instalaciones se realizaron grandes inversiones…
La provincia de Castellón tiene la enorme suerte de acoger a un sector tan dinámico como el de la cerámica, cuyos valientes empresarios plantan cara, día tras días, no solo a la creciente competencia mundial, sino también a las múltiples –e incomprensible- trabas que el Gobierno de Pedro Sánchez les pone en el camino y que merma de manera notable su competitividad. Y pese a todo, y gracias al coraje de nuestros empresarios, siguen creciendo, mes tras mes, tanto la producción como las ventas de baldosas cerámicas Made in Castellón.
El Gobierno de España y también la Generalitat Valenciana que preside el socialista Ximo Puig deben admitir ya, y de una vez por todas, que están obligados a ayudar a que la industria crezca en beneficio de todos. La creación de nuevas empresas o la ampliación de las ya existentes se traduce de manera inmediata en la creación de empleo. Y que a nadie le quepa la menor duda de que no hay mejor –ni más efectiva- política social que la creación de puestos de trabajo. Y, por ahora, los puestos de trabajo los crean los empresarios. ¿Entendido?