Con motivo de la Mesa de la Sequía, ASAJA Nacional y AVA-ASAJA solicitan ayudas directas, fiscales y financieras, agilidad en el seguro y un Pacto de Estado del Agua
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) exige a las administraciones “pasar del diagnóstico a la acción para hacer frente a las dramáticas pérdidas de cosechas y los desorbitados sobrecostes que está provocando la falta de precipitaciones en el campo valenciano”. La organización se suma así a las declaraciones del presidente de ASAJA Nacional, Pedro Barato, con motivo de la Mesa de la Sequía celebrada hoy en Madrid.
Barato cree que “el diagnóstico ya está hecho y ahora lo que necesita el sector agropecuario son medidas eficaces, contundentes e inmediatas”. ASAJA y AVA-ASAJA apuestan por la puesta en marcha de ayudas directas, medidas fiscales, líneas preferentes de financiación, normas que relajen el cumplimiento de la Política Agrícola Común (PAC) y la mejora y agilidad de los seguros agrarios a fin de pagar unas indemnizaciones proporcionales a los daños sufridos. Asimismo, solicitan un Pacto de Estado del Agua que incluya más infraestructuras de almacenamiento y distribución hídrica. Todas estas medidas resultan necesarias, subrayan, para “evitar que siga creciendo el abandono de explotaciones, siga avanzando el desierto y siga subiendo el precio de los alimentos a los consumidores”.
En la Comunitat Valenciana hay más reservas de agua en los embalses, respecto a otras regiones españolas, que garantizan agua para la presente campaña. Sin embargo, AVA-ASAJA alerta que la escasez de lluvias en los últimos meses ya está comportando efectos muy negativos sobre la agricultura y la ganadería valencianas.
En secano, los cereales como el trigo y la cebada registran graves pérdidas de cosechas, hasta el extremo que en muchas parcelas el ciclo vegetativo ya ha finalizado y no se recogerá ni un grano aunque a partir de ahora empezara a llover. También preocupa la evolución de la viña, que ha realizado un “lloro” de la savia menor al habitual, lo que podría derivar en una merma de producción de cara a la próxima vendimia. En el caso del almendro, además de una caída de los frutos por estrés hídrico, existe el temor en algunas zonas del interior de que acaben muriendo los árboles. Finalmente, los olivos, que ya venían castigados de las adversidades climáticas del año pasado, corren el riesgo de sufrir nuevas reducciones de cosecha.
Ganaderos de las comarcas interiores de Castellón están empezando a recurrir al transporte de cubas de agua hasta sus granjas, una vez todas sus balsas y almacenamientos de agua se han agotado. Además, la falta de pastos está obligando a acometer mayores compras de piensos, con precios muy elevados sobre todo desde el estallido de la guerra, lo que deriva en mayores costes de alimentación animal.
Por lo que respecta al regadío, AVA-ASAJA constata importantes sobrecostes en energía y mano de obra para llevar a cabo las labores de cultivo. En cítricos, caquis, frutas de hueso y hortalizas, los agricultores no han parado de regar sus huertos y ven como sus facturas energéticas son tres o cuatro veces más caras que hace un año debido al encarecimiento del precio de la electricidad y el establecimiento del ‘tope al gas’ por parte del Gobierno.