Hoy se abre el plazo para presentar la declaración del IRPF 2022 por internet y posteriormente se podrá confeccionar de forma telefónica y presencial. Por ello, una vez ha arrancado oficialmente la campaña de la renta, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) pide al Ministerio de Hacienda que publique la rebaja de módulos “cuanto antes y no espere como siempre a mitad periodo de tramitación para sacarla en el BOE”. No en vano, la organización agraria recomienda a los agricultores y ganaderos que no tramiten la renta hasta que se conozca el alcance de la rebaja fiscal prevista “para evitar declaraciones complementarias que incrementen el volumen y el coste de sus gestiones tributarias”.
AVA-ASAJA solicitó a la Generalitat Valenciana que incluyera en el informe que remite cada año al Gobierno la reivindicación de “una reducción significativa y generalizada en todo el territorio autonómico de los módulos correspondientes a la totalidad de las producciones agrícolas y ganaderas, con la finalidad de aliviar las pérdidas causadas por múltiples adversidades climáticas a lo largo de 2022: heladas, falta de horas de sol en primavera, lluvias persistentes y torrenciales, pedrisco, sequía, calor en invierno, etc.”
Tanto es así que la anomalía climática provocó importantes desplomes de las cosechas en cultivos como cítricos, uva, olivar, almendra, arroz, cereales y caqui. Según los cálculos de AVA-ASAJA, las pérdidas sufridas por el clima durante 2022 en la agricultura valenciana ascendieron a 285 millones de euros. Muchos de estos siniestros no estuvieron cubiertos por el seguro agrario, lo que dejó a miles de productores sin indemnizaciones económicas.
AVA-ASAJA advierte de que “el gobierno valenciano ha tomado buena nota de la siniestralidad histórica del ejercicio agrario 2022 y ahora el Gobierno central, que dispone de toda esa información, no debería demorarse mucho más para aprobar una rebaja fiscal a tiempo y en consonancia con una anomalía climática de estas proporciones”.
Año de elevada siniestralidad agraria
El invierno se caracterizó por unas temperaturas anormalmente altas y por falta de lluvias. Sin embargo, la entrada de la primavera incluyó una ola de frío ártico, un periodo de dos meses y medio de precipitaciones persistentes y escasez de horas de sol que provocaron problemas de floración y cuajado en los cultivos. Los daños supusieron más de 150 millones en 120.000 hectáreas de cítricos, almendras, frutas de hueso, caquis y hortalizas, así como el retraso de las labores de siembra en el arroz y la chufa.
En mayo y julio se produjeron tormentas de pedrisco, las cuales afectaron cerca de 10.000 hectáreas, principalmente de viñas, en las comarcas de Utiel-Requena, La Costera y Vall d’Albaida. A lo largo del verano se mantuvo una severa sequía que en las producciones de secano recrudecieron los descensos de cosecha y en las producciones de regadío elevaron los costes energéticos para regar las explotaciones. La última adversidad de relevancia fue la DANA de mediados de noviembre que provocó 15 millones de pérdidas en cultivos e infraestructuras agrarias en L’Horta Nord, Camp de Túria y La Plana Baixa de Castellón.