El Muelle del Centenario tendrá ‘la Rampa del Estibador’ y se encargará una escultura para recordar el accidente
El Puerto de Castellón ha guardado un minuto de silencio y ha bajado sus banderas a media asta en señal de duelo de dos fallecidos en el accidente del Nazmiye Ana. El muelle del Centenario tendrá su ‘rampa del estibador, y también se encargará una escultura que recuerde el accidente del buque y las dos vidas que se ha cobrado.
EM/ Castellón Información
Las banderas del Puerto de Castellón se encuentran a media asta en señal de duelo por los dos fallecidos en el accidente del Nazmiye Ana, que volcó el pasado 28 de mayo en el muelle del Centenario.
Las dos vidas que se cobró ese siniestro fueron la del marinero indio del buque, Bhanu Pratap, y la del estibador castellonense, David Camañez
La Comunidad Portuaria de Castellón ha guardado un minuto de silencio en condolencia y solidaridad con las familias de estas dos personas.
De la misma forma, la rampa situada junto al muelle del Centenario del puerto de Castellón pasará a denominarse ‘Rampa del Estibador’ en recuerdo al estibador fallecido y en reconocimiento al trabajo de todo el colectivo.
Además, se instalará en la zona pública del puerto una escultura para que siempre permanezca vivo el recuerdo de David Camañez, del marinero Bhanu Pratap y del accidente del buque Nazmiye Ana. El presidente de PortCastelló, Rafa Simó, elevará ambas propuestas al Consejo de Administración.
El accidente del Nazmiye Ana
El Nazmiye Ana era un barco carguero de bandera panameña y armador turco. Tenía casi 80 metros de eslora y 11 de manga. Los controles Internacionales de seguridad marítima lo tenían calificado como un barco ‘seguro’, pese a su antigüedad (botado en 1986); de hecho, solo estaba obligado a pasar una inspección anual, que había realizado puntualmente en Italia.
El Nazmiye Ana ya había operado en ocasiones anteriores en Castellón.
A finales del mes de mayo, el buque panameño llegaba a Castellón procedente de Barcelona. En su hoja de ruta figuraba una operación de carga de contenedores y sacas de materiales cerámicos. El viernes, 28 de mayo, al caer la tarde, y cuando se ultimaban las labores de carga, por razones que se investigan, el buque volcó y se quedó con la quilla al sol.
El accidente se produjo en cuestión de segundos. Varias personas cayeron al mar, se produjeron varios heridos y desaparecieron dos personas, un tripulante indio, de 22 años, y un estibador portuario de 36.
A partir de entonces se movilizaron todos los dispositivos posibles. El Puerto activó sus planes de emergencia; Hasta el lugar se desplazaron los bomberos de Castellón, intervino Salvamento Marítimo, Cruz Roja, la Guardia Civil y hasta la Unidad de Rescate del Consorcio Provincial de Bomberos.
Un día después, el 29 de mayo, se localizaba el cuerpo del tripulante indio. Había quedado atrapado en la barandilla del buque. Pero del estibador castellonense no había noticias.
Durante los primeros días se cerró el puerto, se sumaron los helicópteros de salvamento y se recorrió toda la lámina de agua en el interior y en las proximidades del puerto. Los GEAS de la Guardia Civil tomaron el control de la búsqueda subacuáticas a la que se había incorporado un robot de la UJI y otro de tecnología avanzada de Salvamento, procedente de La Coruña.
Pero todo fue en vano. En principio se descartaba que el estibador hubiera quedado atrapado en el interior del barco, ya que no se percibieron señales de ningún tipo. Por lo tanto, se centró la búsqueda en el fondo marino.
Pero la situación era muy complicada. El barco flotaba con parte de la carga colgando bajo el mar, otra parte de la carga había caído al fondo. El casco se movía, era inestable y era imposible operar sobre o debajo de él.
Ante esta situación, la compañía aseguradora, integrada en un consorcio denominado P&I inició el procedimiento para contratar a una empresa especializada que se hiciera cargo del recate del buque, pero sobre todo, el cuerpo del estibador, David.
La compañía seleccionada fue la empresa española Ardentia Marine. Y el procedimiento, aprobado por la Capitanía Marítima de Castelló, se planificó en varias fases. Primero era fundamental cortar la ligazón del casco del barco con la carga que todavía colgaba sobre el fondo.
Efectuada esta maniobra, el 22 de junio se desplazó el casco del Nazmiye Ana hacia el final del muelle del Centenario. El propósito era poder liberar la superficie de la zona donde se había producido el vuelco, con el fin de facilitar la búsqueda del portuario desaparecido.
Y paralelamente, mientras se buscaba sobre el fondo marino, se armaban las grúas especiales y se soldaban los anclajes en el casco de la nave. En este caso, el objetivo era izar el casco y depositarlo en el muelle de Castellón para poder acceder con seguridad a su interior y proceder a su desguace.
Aunque todas las teorías apuntaban a que el estibador podía encontrarse en el fondo del mar, enterrado por la carga del Nazmiye Ana, la realidad fue otra muy distinta. El buque fue izado y depositado en tierra el día 8 de julio. Un día después la guardia Civil inspeccionaba el interior de la nave y encontraba el cuerpo de David. Habían pasado 48 días desde el accidente.
Ahora, por lo menos, la familia del portuario descansa y puede realizar su duelo. Puede dormir por las noches.
Pero la historia no se ha acabado todavía. Una Comisión de Expertos investiga qué pudo pasar para que el Nazmiye Ana girara y volcara. Se trata de una comisión independiente.
Paralelamente, el juzgado de instrucción nº 3 de Castellón también ha iniciado diligencias.
La familia del estibador solo pide justicia, que se depure la verdad y que se cuente cómo y por qué murió David.
