A pesar de que las previsiones para el bienio 2019-2020 son favorables, la tendencia en el horizonte de previsión continúa siendo de desaceleración moderada
Castellón Información
BBVA Research estima que el crecimiento de la economía valenciana podría alcanzar un 2,3% en 2019 y un 1,9% en 2020. Así lo indica el Servicio de Estudios de BBVA en su último informe ‘Situación Comunitat Valenciana 1S19’, presentado hoy por el responsable de Análisis Económico de BBVA Research, Rafael Doménech, y David Conde, director de la Territorial Este de BBVA. De cumplirse estas previsiones, la región completaría cinco años con un crecimiento anual promedio del 2,8%. Asimismo, entre 2019 y 2020 se podrían crear 75.000 empleos netos, lo que llevaría a una reducción de la tasa de paro hasta el 11,2%, en promedio, en 2020.
En 2018, el PIB regional habría aumentado un 2,5%, con un crecimiento en torno al 0,6% trimestral promedio CVEC, dos décimas por debajo del crecimiento trimestral registrado en 2017 y en línea con la media nacional. Según el Servicio de Estudios de BBVA, en la Comunitat Valenciana el turismo continuó dinámico y el sector público impulsó tanto el consumo como la inversión el año pasado. Tanto la licitación de obra pública como la inversión en vivienda siguieron aumentando por encima del promedio nacional. Aun así, los vientos de cola empezaron a perder vigor y la demanda embalsada se ha ido absorbiendo, lo que resultó en una desaceleración del consumo de los hogares. Por la parte externa, se observó una contracción de las exportaciones no energéticas, explicada por la caída de las ventas del sector automotriz y la debilidad mostrada por la economía de la eurozona.
El crecimiento se situará en el entorno del 2% en este bienio
En este contexto, a pesar de que las previsiones para el bienio 2019-2020 son favorables, la tendencia en el horizonte de previsión continúa siendo de desaceleración moderada, común a la observada en el conjunto de España, en la medida que los factores que han debilitado el crecimiento en 2018 seguirán actuando en una dirección similar. Así, BBVA Research prevé que la economía valenciana crecerá un 2,3% en 2019 y un 1,9% en 2020.
En todo caso, diversos factores siguen contribuyendo al dinamismo de la economía de la Comunitat Valenciana. Por un lado, se espera que la recuperación de la demanda mundial continúe, a pesar del menor crecimiento en la eurozona, principal destino de las exportaciones regionales. Además, el abaratamiento del coste del petróleo y un euro algo más depreciado deberían apoyar el dinamismo de las ventas de bienes fuera de la Eurozona.
Por otro lado, la normalización más lenta de lo previsto de la política monetaria apoyará la demanda interna y, en particular, la recuperación del sector inmobiliario y de la inversión productiva. Asimismo, el impulso fiscal derivado del aumento de salarios públicos y de las pensiones, y del salario mínimo contribuirá a aumentar la renta disponible de los hogares y sostener el consumo a corto plazo.
Con todo, se mantiene la incertidumbre en diversos aspectos: en el entorno global, un aumento de tarifas aduaneras entre EE.UU., la UE y China es el riesgo más evidente, junto con un ajuste intenso del crecimiento en China y EE.UU. y un contexto europeo de mayor incertidumbre, ya que ha aumentado la probabilidad de una salida sin acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea. El impacto directo de ello podría ser bastante elevado para el caso de la Comunitat Valenciana, una de las comunidades más expuestas al brexit, tanto a través de la venta de bienes como del turismo. Además, la posibilidad de un conflicto comercial mayor, junto con el efecto indirecto que pudiera tener un deterioro del entorno financiero relacionado a lo anterior, general y europea en particular. En particular, la Comunitat Valenciana podría enfrentarse a un reto mayor que otras comunidades si la guerra comercial se extiende al sector del automóvil.
A nivel doméstico, existen dudas sobre la política económica y la mayor incertidumbre derivada de la convocación de elecciones anticipadas. Un aumento de la fragmentación política podría condicionar las decisiones de política económica y territorial. Además, el ciclo político despierta dudas sobre la evolución del gasto público y el cumplimiento de los objetivos de déficit, tanto a nivel nacional como regional. Dadas las elevadas probabilidades de incumplimiento del objetivo de déficit en 2018, la Generalitat podría verse obligada realizar el proceso de consolidación en una fase menos favorable del ciclo económico.
Adicionalmente, el aumento del salario mínimo tendrá efectos negativos sobre el crecimiento y la creación de empleo a largo plazo, en la medida en que no venga acompañado de medidas que ayuden a mejorar la productividad. Además, se prevé una desaceleración del crecimiento del turismo, clave en la creación de empleo en España y en la Comunitat.
Finalmente, la menor demanda de los hogares y empresas catalanas derivada por los acontecimientos políticos ocurridos desde finales de 2017 podría haber afectado también a las empresas valencianas, ya que Cataluña es el primer destino de su comercio interregional. Si bien la evolución más reciente de la economía catalana muestra que los efectos hasta ahora han sido transitorios, un eventual repunte de la incertidumbre podría suponer un nuevo riesgo a la baja sobre la actividad.
75.000 nuevos empleos en la Comunitat Valenciana en 2019 y 2020
De cumplirse el escenario planteado para la Comunitat Valenciana, la región podría crear 75 mil puestos de trabajo en 2019 y 2020, y reducir la tasa de paro promedio en 3,5 (puntos porcentuales) hasta el 11,2% a finales de 2020.
Según las previsiones del Servicio de Estudios de BBVA, este crecimiento permitirá aumentar los niveles de PIB per cápita en 1,7% promedio anual, en un contexto de ligero incremento de la población.
En todo caso, los retos a medio plazo para la economía valenciana son exigentes. Al final de este próximo bienio, el empleo se encontrará todavía 6 p.p. por debajo del nivel de 2008 y la tasa de paro 1,5 p.p. por encima. Más aún, el significativo nivel de temporalidad y el elevado paro juvenil implican que la recuperación puede ser desigual y no inclusiva. Por tanto, se deben impulsar medidas que reduzcan la vulnerabilidad de la economía española ante los desafíos vigentes.