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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 19:57

Begoña Carrasco, M. Rajoy y Don Carlos

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Tengo que llamar al compañero periodista experto en turbulencias del Partido Popular en la provincia de Castellón, Álex Martí, a ver si puede aclararme los entresijos de los sendos tiros en los pies que en la tarde-noche de ayer se dieron la aspirante a alcaldesa de la ciudad de Castelló por ese partido, Begoña Carrasco, y la presidenta provincial de la formación, Marta Barrachina, cuando de repente resucitaron al condenado por corrupción fiscal, Carlos Fabra.

Si daba la impresión de que tras su condena y posterior estancia en la cárcel se había convertido en una especie de apestado dentro del partido que durante lustros dirigió con mano de hierro, máxime con las novedades judiciales conocidas en los últimos meses, la realidad hoy parece ser bien distinta: el tiempo lo cura y lo rehabilita todo.

De la misma manera que el PP homenajea y reivindica a la icónica Rita Barberá, quien murió en 2016 como integrante del Grupo Mixto del Senado tras ser repudiada por su partido (como compañera de grupo parlamentario del mismísimo diablo -para ella-, Carles Mulet), ahora opta por la rehabilitación en vida de quien durante tantos años fuera su guía espiritual.

Sonaba raro que los populares recurrieran a M. Rajoy parapresentar la candidatura de la capital, el tipo que consiguió que una moción de censura por fin triunfara en el Congreso de los Diputados, tras la condena de la Audiencia Nacional al Partido Popular “como partícipe lucrativo” en los sucios asuntos de la trama Gürtel.

Pero más extraño aún ha resultado el estrambote final. Dicen las crónicas que el registrador de la propiedad ha estado muy cariñoso con Don Carlos, tanto como aquel 12 de julio de 2008, hace ya casi quince años, cuando lo tildó de “ciudadano ejemplar.” Por cierto, gran foto aquella, con CampsRamblaRicardo Costa y otros que no nombro por no hacer daño, a bordo de un barco en el Puerto de Castelló.

También fue raro leer en 2021 que las fuerzas vivas del PP en la provincia, entre ellas el fabrismo, se habían unido para aupar a Marta Barrachina a la presidencia provincial, después de que desistiera la alcaldesa de Onda, Carmina Ballester (al parecer, de manera forzada). Aquello tuvo más de involución que de evolución.

Porque el objetivo estaba muy claro: acabar con el legado de moderación de Javier Moliner, al que la actual dirección, de facto, ha repudiado. Las equivalencias son claras: Fabra y el también condenado por corrupción, Francisco Martínez, fueron equipo en la Diputación de la misma manera que Marta Barrachina y Francisco Martínez lo fueron en el Ayuntamiento de Vall d’Alba. 

Quienes no tuvieron mucho feeling fueron Moliner y Martínez, de hecho, después de meses de resistencia del segundo el entonces presidente lo cesó como vicepresidente primero de la Diputación el 10 de enero de 2014 y además le retiró todas sus competencias. Vamos, que acabó saliendo por la puerta de servicio quien siempre tuvo ínfulas de señorito. Quizá esto explique muchas cosas. No obstante, ayer Moliner quiso remar a favor de su partido y estuvo presente en el mitin en el que se produjo el reencuentro de M.Rajoy y Carlos Fabra.

Me pregunto quién ha sido el gurú que ha montado el mitin de Begoña Carrasco con Rajoy y Carlos Fabra, porque como estratega no tiene precio, ya que en vez de propuestas de futuro para Castelló (que no sé si la aspirante las tiene) de lo que hoy habla todo el mundo es de la resurrección Rajoy y Carlos Fabra como ticket electoral. ¿Qué será lo próximo: Feijóo con su amigo aquel de marras con el que antaño tomaba el sol en un barco?

Si se trata de rehabilitar currículums que están en entredicho, a la señora Carrasco ya solo le falta anunciar que pretende traer nuevamente como madrina del Maratón de Castelló a la tramposa y condenada atleta por dopping, del Partido Popular, Marta Domínguez