Begoña Carrasco García. Portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Castellón i presidenta del PP de Castellón de la Plana
5,7 millones de euros. Esa es la cantidad que hará que el equipo de gobierno de Castellón salga de su retiro vacacional con el fin de aprobar el pago de las facturas por importe equivalente que están pendientes de pago a los proveedores, empresas que trabajan para el Ayuntamiento y que están prestando sus servicios, pero que no están cobrando porque Amparo Marco no les paga.
La situación es tan grave, tan acuciante para las contratas de esta ciudad, que por primera vez en la historia, PSOE, Compromís y Podemos celebrarán un pleno el próximo lunes, 9 de agosto, para liquidar deudas. Hasta aquí hemos llegado.
Desde el Partido Popular venimos denunciando desde el principio de la legislatura que los tres partidos que gobiernan la ciudad van como pollo sin cabeza. Cada uno a la suya, a sus intereses, a su área, sin coordinación y sin pisar la calle ni escuchar a los castellonenses. La falta de gestión, la paralización de la actividad municipal, llega a tal extremo, que socialistas, nacionalistas y asamblearios se han acabado dando de bruces contra su propia realidad.
El Ayuntamiento de Castellón no es un cortijo, ni los castellonenses vasallos de nadie. Tampoco los partidos de la oposición somos títeres del circo en el que han convertido nuestra ciudad. Responsabilidad y respeto, dos valores que brillan por su ausencia entre los 15 miembros del equipo de gobierno municipal. Y así les va a los vecinos. El peor gobierno, en el peor momento.
Tenemos al frente de la ciudad a la peor dirigente de la historia de la ciudad. La gran nave que es Castellón va sin capitán y sin rumbo. Los tres partidos que forman el Acord de Fadrell no se hablan entre sí, los concejales van a la suya y la toma de decisiones y la falta de medidas tan habitual que cualquier decisión se eterniza hasta la exasperación. Hasta los magníficos funcionarios que forman la plantilla del Ayuntamiento de Castellón han acabado plantándose, cansados de una alcaldesa y unos concejales que los culpan de todos los males y sobre los que delegan cualquier responsabilidad que no es más que su propia responsabilidad, porque entre otras cosas va en su propio sueldo, el más alto de la historia de la ciudad.
Unos mucho, y otros nada. Por eso, el próximo lunes se celebrará un pleno extraordinario y urgente para aprobar los 5,7 millones de euros en facturas impagadas que hay ahora acumuladas. Y no sabemos cuántas más quedarán todavía en el cajón. Pero a buen seguro que muchas.
Ni el hábito hace al monje ni la categoría la dan los cargos. El respeto se gana con trabajo y demostrándolo día a día. Y la alcaldesa de Castellón se ha escondido en su despacho a cada problema. Pandemia, hackeo, impagos… Ni el Ayuntamiento se ha convertido en el Palacio de Cristal que prometió ni ella es la alcaldesa que todos los castellonenses merecemos.