F. F.
Borja Gracia es un centrocampista de ida y vuelta. El verano pasado fue cedido, a petición propia, al Alzira ya que el técnico Ramón María Calderé no contaba con sus servicios. Se puso una cláusula por la cual el Castellón le podía reclamar en cualquier momento. Y ese momento ha llegado. Sin Calderé en el banquillo y después de la salida de varios futbolistas de la plantilla, el club de la capital de la Plana le ha reclamado. La próxima semana este joven y polivalente jugador se pondrá a las órdenes de Kiko Ramírez.
El futbolista valenciano dijo estar “muy contento” por los tres meses defendiendo la elástica del Alzira, donde ha jugado bastante e instalado al equipo en la parte alta de la clasificación. “Allí estaba muy a gusto, pero donde esté el Castellón no hay color”. Aclaró que “la propuesta de salir cedido se la hice yo a Ramón Moya (coordinador deportivo) porque sabía que con Calderé volvería a jugar poco. Y puse la condición de venir en el momento que el club lo creyera oportuno”.
Maltratado, deportivamente hablando, por Ramón María Calderé, en el Alzira “cogí ilusión por el fútbol. Todo me ha ido muy bien. He jugado mucho y hemos estado todos estos meses ahí arriba. Ahora van cuartos”. Y se prepara para regresar a un club que conoce, y sabe de lo exigente que es todo el entorno.
“En el Castellón la clave es que hay mucha presión por salir de Tercera División. Es entendible. Es un club con mucha presión. Partir como favorito siempre es complicado. Cuando tienes la obligación de ganar y pierdes un partido pasa mucha factura. Y si pierdes dos pues imagínate”.
Con la llegada de Kiko Ramírez y el adiós de Ramón María Calderé el equipo ha reaccionado. Ha sumado once de los quinta últimos puntos, y está a cinco del cuarto clasificado. “El Castellón es un club a parte. No es del Tercera División. Si se pierde se le critica, pero como ganes la afición te levanta y parece como si incluso es más fácil ganar”, destacó Borja Gracia, nuevo integrante de la plantilla del Castellón.