Se han restaurado en el propio campanario de la iglesia de Sant Miquel tres de las cuatro campanas existentes
Los vecinos de Canet Lo Roig se preparan para volver a hacer sonar sus campanas de manera manual. “Al parecer, la última vez que sonaron fue hace por lo menos 30 años, aunque voltearlas al completo hace bastante más”, explica la alcaldesa, María Ángeles Pallarés, quien reconoce que la restauración de las campanas de su histórico campanario de la iglesia de Sant Miquel “ha sido un proceso verdaderamente complicado”.
En la actualidad, ya se han terminado los trabajos de restauración de tres de las cuatro campanas existentes. “Y cómo bajarlas era prácticamente imposible, se realizó un estudio de las piezas a cambiar y de las que se podían restaurar, y el montaje final se ha llevado a cabo en el propio campanario”.
La campana más pequeña es la de Sant Vicent, es del año 1842 y de autor desconocido. Pesa 34 kilos y tiene un diámetro de 390 milímetros. La siguiente, por peso y tamaño, es la campana de Santo Jeroni y Sant Calixte, que también es del año 1842 y de autor desconocido, tiene un peso de 53 kilos y 450 milímetros de diámetro. La tercera es la campana de Sant Miquel y Santa Bàrbera, que fue construida en el año 1907 por el taller Hijos de Vicente Roses. Pesa 381 kilos y su diámetro es de 870 milímetros.
“Ahora queda pendiente la restauración de la más grande, la campana Nostra Senyora del Carme y Sant Josep, que data de 1907 y también fue una obra de Hijos de Vicente Roses. Pesa 709 kilos y tiene 1070 milímetros de diámetro.
Desde el Ayuntamiento se ha promovido la creación de un grupo de ‘voluntarios campaneros’, que está formado, de momento, por José López, Elias Beltrán, Miguel Castell, Fernando Michavila y Ángel Folch. Ellos volverán a hacer sonar las campanas de Canet Lo Roig en la próxima festividad en honor a su patrón, Sant Miquel, en mayo, pero la alcaldesa confía “en que se sumen muchos más vecinos a esta iniciativa y se recupere esta tradición de manera definitiva,” y les agradece a todos su voluntad de participar en la recuperación de las tradiciones.