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domingo, 22 de diciembre de 2024 | Última actualización: 14:35

Carrusel fin de año

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Cuando empiezan a cantar los premios el 22 de diciembre y hasta después de Reyes transcurre una quincena de días que para muchos es el tiempo de Navidad, del nacimiento del niño Jesús, de los belenes, del comienzo del cristianismo, del encuentro con la familia para celebrar tan importantes acontecimientos. Para otros muchos, esos días son las Fiestas, las luces en las calles, los abetos, Papa Noel, las comilonas, el turrón, la lotería, los mercadillos festeros.

Por cierto, un largo paréntesis: los mercadillos alemanes de estas fechas se han convertido en objetivo de los terroristas islámicos. Este año, el de Magdeburgo ha sido demencial. Un medico psiquiatra saudí, islamófobo, a bordo de una furgoneta, atropelló, mató a cinco alemanes e hirió a más de doscientos por considerar al país demasiado tolerante con el islam. ¿No hubiera sido más lógico que cargara sobre un mercadillo árabe o sobre una Mezquita?

A todos nos hubiera gustado enfilar los últimos días del año con buenas noticias y con los mejores deseos para que 2025 llegue cargado de paz , concordia y prosperidad. Eso es lo que deseamos a todos y lo que, quien esto escribe, les desea a quienes nos siguen y nos leen. Por desgracia, 2024 está acabando con un auténtico carrusel de citas judiciales que han transcurrido sin grandes sorpresas aunque con algunos matices respecto a lo que anunciamos desde estas paginas, matices que conviene analizar.

Habíamos anticipado que Ábalos y Koldo iban a respetarse y protegerse mutuamente, cargando ambos, al alimón, contra Aldama. No fue exactamente así. El ex número dos del sanchismo negó todas las acusaciones declarándose inocente tanto en materia de mascarillas, como en obsequios inmobiliarios, en tráfico con Venezuela via Delcy Rodriguez y demás, descargando en Koldo -y este es el matiz- cualquier iniciativa o anomalía que se hubiera podido producir.

Koldo, por el contrario, no reaccionó con acusaciones revanchistas contra su antiguo jefe, sino que -seguramente tras haber sido aleccionado política y judicialmente- cargó sobre Aldama al que responsabilizó de todas las culpas y delitos que flotaban sobre el Supremo.
Aldama a su vez, se reafirmó, como era previsible, en las acusaciones formuladas con anterioridad sobre primas millonarias a una decena de políticos de primer nivel comenzando por los dos mencionados con anterioridad y siguiendo por Cerdán, Torres y algunas Vicepresidentas (Montero) o ex (Calviño y Ribera).

Begoña Gómez sorprendió al público pues esta vez rompió su silencio habitual ante el juez Peinado y respondió a una treintena de preguntas formuladas no por el juez sino por su propio abogado defensor, el ex Ministro Antonio Camacho, en un diálogo para besugos cien veces ensayado, con respuestas nada sorprendentes: la señora Gómez es inocente de todo, no usurpó ningún cargo, no robó ningún software, no cobró ningún dinero, no traficó ninguna influencia. En fin, no sabemos qué demonios hace esta modélica esposa de un ejemplar presidente metida entre tribunales. Aun tendremos que pedirle nuestras disculpas.

Y por último, la secretaria de Begoña, Cristina Álvarez, en su calidad de testigo y, por consiguiente, obligada a ser veraz, reconoció que su tarea era la de llevar la agenda oficial de la esposa del presidente pero que, por amistad, accedía a hacer algunas gestiones de carácter privado, tales como escribir cartas de recomendación o similares, asuntos que despachaba en cuestión de minutos, por todo lo cual, lo publico y lo privado, cobraba su sueldo pagado con nuestros impuestos.

Todo sigue abierto y todo -incluido el destino del tambaleante Fiscal General- seguirá debatiéndose el año próximo, por lo que nuestros mejores deseos de concordia para 2025, van a tener que ser relativos.