Es importante la visita a un especialista para pautar el tratamiento adecuado cuando causan dolor abdominal, fiebre o vómitos
Lo principal ante cualquier episodio de diarrea, es reponer los líquidos que el niño pierde y recuperar la mucosa intestinal evitando todas las bebidas como zumos envasados, batidos, azúcares y refrescos isotónicos
Los rotavirus son la causa más frecuente de gastroenteritis aguda infantil en niños menores de cinco años de todo el mundo. Esta gastroenteritis vírica en niños duplica su incidencia en invierno, a causa del frío, coincidiendo con las epidemias de bronquiolitis y gripe. Además, en un ambiente de mayor recogimiento físico, en ambientes cerrados por la época invernal, las posibilidades de contagio aumentan.
Según el doctor Javier Miranda, responsable de la Unidad de Pediatría de los hospitales Vithas Valencia 9 de octubre y Vithas Castellón, “en invierno circulan virus, como el astrovirus o el rotavirus. De hecho, este último suele ser la causa más frecuente de los episodios de diarrea en niños menores de 5 años, aunque no hay que olvidar que un porcentaje de estos episodios tienen un origen bacteriano (Salmonella o la Shigella por ejemplo) que afectan mucho el estado general del niño con dolor abdominal, fiebre incluso sangre en las heces. En algunos de estos casos con origen bacteriano el tratamiento antibiótico es necesario.”
Cabe señalar que las diarreas infantiles son una de las consultas más frecuentes en los servicios de pediatría. En la mayoría de los casos suele ser un trastorno que no implica gravedad, sin embargo, es importante la visita a un especialista para pautar el tratamiento adecuado cuando causan dolor abdominal, fiebre o vómitos, especialmente si el niño es menor de cinco años, ya que puede desencadenar en deshidratación y desequilibrio en el organismo.
Además, es importante estudiar su origen. “La diarrea, -subraya el profesional-, no es en sí una enfermedad, sino un síntoma de una infección causada por algún virus, bacteria, parásito, ciertos medicamentos, incluso por la intolerancia a algunos alimentos que modifican el tránsito intestinal. Por esta razón, es importante saber su origen para pautar el tratamiento correcto” y añade, “normalmente la diarrea en un niño se puede controlar y mejora en unos días. Pero si no se trata adecuadamente, puede provocar graves consecuencias como la deshidratación”.
Reposición de líquidos
Lo principal ante cualquier episodio de diarrea, es reponer los líquidos que el niño ha perdido con el objetivo de que el organismo vuelva estar hidratado. Para saber si un niño empieza a presentar síntomas de deshidratación hay una serie de síntomas que lo indican, “puede ocurrir que llore sin lágrimas, tenga los ojos hundidos, la boca seca, la piel fría o sudorosa, esté irascible y triste. Ante estos síntomas es necesaria la inmediata consulta al médico, porque es posible que esté deshidratado”, indica el doctor Miranda.
Según explica el profesional, “los minerales que se deben restablecer son el sodio y el potasio. El niño debe comenzar a comer y beber desde el primer momento pero despacio y en pequeñas cantidades, sobre todo beber despacio y a sorbos pequeños agua o suero oral, evitando todas las bebidas como zumos envasados, batidos, azucares y refrescos o bebidas isotónicas ya que puede tener el efecto contrario por la gran cantidad de azúcar que tienen”.
Alteración de la flora intestinal
Además de la deshidratación, otra de las causas de la diarrea es el desequilibrio en la flora intestinal. “Se debe recuperar la mucosa intestinal para que no se produzca una alteración del sistema inmunológico, una baja absorción de nutrientes o la reducción de la protección contra patógenos”, señala el responsable de la unidad. “Lo ideal es administrarle probióticos hechos a partir de alguna cepa de microorganismos, como lactobacilos, Bacillus clausii y Saccharomyces entre otros”, explica el pediatra.
Prevención
A pesar de que se tomen precauciones de carácter higiénico, el rotavirus es altamente contagioso y resistente. De hecho, según la Sociedad Española de Pediatría, entre el 30 y el 50 % de los adultos en contacto con un niño infectado se contagia, aunque de manera asintomática.
Para prevenir las diarreas, el lavado de manos con agua y jabón en el ámbito familiar ha demostrado ser una práctica muy efectiva para la prevención, ya que reduce su incidencia en más del 40 %. “La prevención en casa es clave ofreciendo a los niños una dieta equilibrada, agua embotellada, cocinar bien la carne, el pollo y el pescado, y lavar bien las verduras y frutas y los utensilios y superficies usadas para preparar carne, pollo o pescado crudos”.