Miguel Barrachina Ros. Vicepresidente del Área Económica y portavoz de la Diputación de Castellón.
Cuando la profesora de un conocido instituto dijo que “els feixistes le habían bajado el sueldo” y durante meses se negó a darles clase de “catalán”, se estaba dirigiendo a unos alumnos cuyos padres, estadísticamente, habían votado mayoritariamente al “partido de los recortes”. Se debieron sentir dolidos, menospreciados, pero ningún niño acudió a la inspección, ni tampoco consta que sus padres elevaran denuncia alguna. Sin embargo ocurrió, como muchos otros casos que están teniendo lugar de manera creciente desde el cambio de Gobierno en España.
La inmensa mayoría de profesores y maestros son cualificadísimos profesionales, entregados, sacrificados y a los que solo cabe admirar. Yo aún siento devoción por los que tuve en el colegio y el instituto público de Segorbe y si no he alcanzado metas mayores, no es por sus buenas enseñanzas, sino por mi falta de capacidad.
Por eso es un acierto que Nuevas Generaciones de Castellón haya puesto en marcha una campaña de concienciación contra el adoctrinamiento en las aulas. Si ha sido un tema de debate de ámbito nacional es porque, obviamente, era algo conocido pero tabú, porque esa reducida minoria que hace un uso político de la enseñanza siempre se ha sentido intocable.
El uso sectario de la educación puede estar no solo en los autoproclamados progresistas, sino también, como hemos conocido recientemente, en centros de ideario religioso o de cualquier otro tipo. Y es saludable que sean conocidos.
Todos debemos ser, si procede, objeto de crítica constructiva, los políticos diariamente, pero también los periodistas, los deportistas, los jueces y, porqué no, los profesores. Por eso llama la atención la furibunda respuesta del sindicato mayoritario al llamar “nazis” y “fascistas” a los alumnos promotores de la campaña #quenotelien, muestran fina epidermis y grado de tolerancia cero a la crítica.
La casta de intocables, con una infanta imputada, no existe. Por cierto que si este mismo sindicato cumple su amenaza de llevar a NNGG ante la Fiscalía, les ruego que me incluyan en la denuncia porque yo sí he leído el manifiesto –me temo que ellos no- y estoy de acuerdo en todos sus extremos.
Celebro la rápida reacción del rector de la UJI, frente a estos jóvenes. Es bueno que haya ganado en reflejos, ya que ante la agresión en su campus al President de la Generalitat estuvo algo mas lento, aunque, estando esta campaña de sensibilización dirigida, fundamentalmente a colegios e institutos muchos nos preguntamos porqué se sintió aludido. Confieso que le tengo personal simpatía a Vicent Climent, también se la tengo al exrector Toledo, aunque ahora ya tenga escaño socialista.
Lo dicho: intocable, nadie.