José Luis Lorenz Andrés, director IES Francesc Ribalta de Castelló
Desde hace tiempo, en un sector de la sociedad ha ido creciendo la idea de que la defensa de la igualdad es una cuestión de opiniones, incluso de ideología. Ese discurso va haciendo mella en una parte minoritaria de los adolescentes que tenemos en nuestras aulas y supone un retroceso importante en el espinoso camino para lograr una sociedad más justa. El profesorado que engloba todas las etapas educativas es consciente de que la lucha por conseguir los derechos de las minorías ha sido muy difícil. Para lograr el reconocimiento actual de la diversidad sexual o el papel relevante de la mujer, muchas personas han sufrido acoso, agresiones e incluso hay a quien le ha costado la vida. Su lucha es la que debemos reconocer en la sociedad actual y darles ese papel importante en la historia. No es el objetivo de estas líneas hacer una enumeración de todas esas personas, sino dejar claro que esos héroes y esas heroínas han peleado para que todos seamos iguales.
Pero para ello es necesario que los partidos políticos dejen de lado la intolerancia influenciada por creencias religiosas retrógradas y que todos apuesten plenamente por la igualdad. En los centros educativos de infantil, primaria y secundaria, estos aspectos ya se trabajan desde hace unos años bajo el amparo de la coordinación de convivencia e igualdad, con el apoyo de los equipos directivos, tutores, profesorado y los departamentos de orientación. Somos conscientes de que no es una cuestión de tendencia política, es una cuestión de libertades y derechos que nos corresponden a todos los seres humanos. Ello implica tener claro que no todas las opiniones son respetables, porque no podemos permitir que se opine sobre derechos. Estos son inalienables a la persona humana y conlleva seguir trabajando desde las aulas, pese a quién pese, por la igualdad entre hombres y mujeres, la defensa de la identidad de género, el respeto a las minorías por su raza, orientación sexual o cualquier otro tipo de diferencia. La educación en valores democráticos e igualdad debe ser tratada desde los centros educativos y el profesorado va a seguir trabajando para lograr una sociedad libre de prejuicios anclados en un pasado intolerante y rancio.