Antonia García Valls. Portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de la Vall d'Uixó.
¿Por qué? Deben estar preguntándose los miles de ciudadanos y ciudadanas de la provincia de Castellón, cuando asisten estupefactos al serial que, en las últimas semanas, nos están ofreciendo desde la Diputación de Castellón.
¿Por qué? Se preguntan quienes no entienden cómo se aparta al Vicepresidente Primero de la Diputación de sus responsabilidades directivas por “presuntas irregularidades o ilegalidades” en la compraventa de unos terrenos en los que obtuvo un beneficio particular, vuelvo a repetir, “presuntamente”, tomando decisiones políticas desde la institución pública, pero continua como diputado provincial.
¿Por qué? ¿Por qué? No podemos entender, y por esto la doble pregunta, cómo el Presidente Moliner le asigna un sueldo de 40.000 euros por tener la dedicación exclusiva, cuando no tiene ninguna delegación ni ninguna responsabilidad más allá de la de diputado “raso”.
¿Por qué? Se multiplican las preguntas sin respuestas adecuadas, porque no existen para tal despropósito. Si el resto de diputad@s “ras@s” percibe las asignaciones por asistencias a Comisiones y al Pleno, ¿Por qué este señor, despojado de sus responsabilidades de vicepresidente y de las delegaciones que ostentaba, no cobra lo mismo que el resto?
Preguntas sin respuestas razonables para tal despropósito. El PP sigue burlándose de la sociedad a la que “deberían” representar y sólo procuran por sus intereses particulares.
¿Por qué el Presidente de la Diputación no toma una decisión drástica y “ejemplar” de una vez? Si el motivo es el que es, mayor razón. Y lo entenderíamos perfectamente.
O, quizás haya alguna cosa, que no sabemos, y que “ata de pies y manos” al Presidente y le impide tomar esa decisión.
No se puede pretender vender otra imagen, después de lo acontecido y quedarse a mitad de camino, o ni eso. No se puede pretender ser “diferente” a lo que había y actuar de modo parecido.
Son demasiadas preguntas. Son demasiados ¿por qué?, que no encuentran una respuesta que nos satisfaga. Y ya no podemos más.
Frente a todas las familias que no llegan a final de mes; frente a todas las familias que no pueden atender las necesidades más básicas por la difícil situación económica en la que están, lo que ha pasado en la Diputación es una burla más a la sociedad castellonense. Y la realidad es que se está volviendo insoportable.
Así que la última pregunta sería ¿Por qué no se van y dignificaremos la vida política y la sociedad castellonense que han utilizado demasiado para su propio interés particular y partidista?