El obispo de Segorbe Castellón, Casimiro López, ha presidido este domingo la misa que inauguraba oficialmente el II Año Mariano del Lledó, convocado al reincidir la fecha de la coronación canónica –4 de mayo- en domingo. El obispo ha explicado que con esta celebración se está instituyendo una tradición que tiene como elemento fundamental “avivar la devoción a la Madre por la experiencia de la cercanía y la gracia de Dios, y que Ella nos lleve a su Hijo para que seamos verdaderos discípulos y testigos”.
Concelebraron con el obispo diocesano el Vicario General, Yago Gallo, el prior de la Basílica, Josep Miquel Francés, el de la Real Cofradía Ignacio Pérez de Heredia, y los arciprestes de la ciudad de Castellón, José Luís García y José Luís Valdés, además del secretario particular del prelado, Marc Estela, y del Vicario de la Esperanza, Carlos Dolz.
Al inicio de la Eucaristía, el prior de Lledó dio lectura a los dos decretos de la Penitenciaria Apostólica, anunciando la Indulgencia Plenaria y la bendición apostólica otorgadas por el papa Francisco.
En una Basílica llena, también participaron representantes municipales, encabezados por el alcalde, y los miembros de las Juntas de la Cofradía y Camareres.
Durante la homilía, monseñor López Llorente invitó a no tener miedo a la conversión, es decir, “poner a Cristo en el centro de la vida, del matrimonio, de la familia, de la profesión y de las relaciones sociales”. Definió al cristiano como aquel que “cree y confía en el Señor y lo sigue en cualquier circunstancia”, y apuntó a la misión como el objetivo de este dinamismo: “todos estamos llamados a anunciar el Evangelio, de palabra pero sobre todo por el testimonio de nuestra vida coherente con la fe y desde la humildad”.
Al final de la celebración, el obispo acogió las primeras familias que participaron en el paso por el Manto de la Virgen. En esta ocasión pasaron más de doscientos niños, algunos de días, en un rito que duró dos horas y que atrajo a familias de diversas poblaciones de la Plana. La ceremonia contó con una bendición papal y durante todo el Año la Basílica y la Concatedral de Santa María serán lugares donde conseguir la indulgencia plenaria concedida por la penitenciaría apostólica. Desde este mismo fin de semana, la Virgen peregrina comienza la visita de las parroquias de la capital, siendo el Carmen la primera en acogerla.