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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

Historia de la basura (III)

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Guillermo Miró. Ingeniero Industrial.

Continuando con la historia de la semana pasada, al fin se han acabado los problemas con la recogida de basuras en la capital española. En la mayoría de sociedades de los países subdesarrollados existe un gran sistema de recolección y tratamiento de todo tipo de residuos, basados en los grandes avances desarrollados durante el siglo XX. Además, todo esto se ha acompañado de la elaboración y aplicación de leyes y políticas de protección ambiental a la mayoría de procesos industriales, consecuencia y expresión de un cambio cultural y social hacia la sostenibilidad.

Como decíamos, durante la primera mitad del siglo XX apareció una idea de negocio que afectó de manera sustancial a la producción de basura. Esta gran idea consistía en la introducción masiva en el sistema económico de lo desechable: esto es, artículos que no se convertían en basura con el tiempo o el uso, no: estaban destinados, fabricados expresamente para serlo en un mínimo de tiempo. Este concepto, también conocido como obsolescencia programada, se desarrolló entre 1920 y 1930 cuando la producción en masa empezó a forjar un nuevo modelo de mercado en el cual el análisis detallado de cada sector devenía factor fundamental para lograr el éxito empresarial. Así, se observó que la elección de fabricar productos que se volvieran obsoletos de manera premeditada podía influir enormemente en el éxito de una empresa, ya que obligaba al consumidor a volver a adquirir el producto para satisfacer la misma necesidad.

Evidentemente, la falta de una gestión adecuada de los productos que se vuelven obsoletos constituye un foco de contaminación, consecuencia del sistema de producción y económico que promueve el consumo creciente. Por ello, la sostenibilidad de este modelo a largo plazo ha sido bastante discutida. Sin embargo, el resultado es notable: cada ser humano genera cada vez más basura. Las cantidades varían de acuerdo a la región, pero no dejan de ser abrumadoras. En nuestro caso, cada habitante español crea casi dos kilos diarios de basura, o 60 toneladas en toda su vida. Aunque no lo veamos, especialmente en el caso de la electrónica, mucha de la basura que generamos acaba en vertederos ilegales en países subdesarrollados, con lo que el problema parece menos visible.

Echando números, y estimando que en 50 años habrá otros 4,000 millones de seres humanos en este planeta, parece necesario contemplar y atajar este problema. Con los años 70 llegó la revolución del reciclaje, basado en las 3 “R”: Reducir todo lo que contamine y consuma nuestros recursos naturales, Reutilizar al máximo las cosas antes de tirarlas o destruirlas para así ahorrar recursos que se hubieran destinado para crear un producto nuevo, y Reciclar todo lo que sea posible: agua, papel, plástico, aluminio, cartón, vidrio, metal, baterías, etcétera. Actualmente, existe una fuerte corriente de reciclaje a nivel gubernamental, pero que choca con los intereses industriales y para algunos tipos de residuos sigue quedando en agua de borrajas.

Como hemos podido ver, ha basura ha sido históricamente un problema para las sociedades paralelo a su desarrollo urbano. Con la llegada de la Revolución Industrial y la época económica moderna, este problema tomó un cariz exponencial, amenazando la sostenibilidad del planeta. Es por ello que debemos concienciarnos de la basura que generamos, e historias como las de Madrid ayudan a ver que somos mucha gente compartiendo muy poco espacio por lo que tenemos que ir con más cuidado. Como siempre, comentarios abiertos para sugerencias, ideas… Hasta la semana que viene.