Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.
La mañana del martes 19 de Noviembre de 2013, en una entrevista radiofónica, trataba de explicar Felipe González, las razones de la crisis, con palabras grandilocuentes y términos propios de la misma ingeniera financiera que nos ha llevado a la quiebra.
Yo trataré de hacerlo mas sencillo, para que se entienda.
La razón fundamental es el habernos olvidado los españoles de ‘la cuenta de la vieja’, cuyo principio filosófico elemental venia a ser.
“No debes de gastarte más de lo que tienes o eres capaz de generar, porque si lo haces iniciaras un ciclo de endeudamiento progresivo, y cuando quieras darte cuenta, tendrás que dedicar una parte muy importante de tus ingresos a pagar los intereses de tus deudas, y llegará un momento en el que si no puedes llegar a amortizar parte del capital a la vez que cubres los intereses, quedaras encadenado de por vida a tus acreedores, empobreciéndote inconscientemente”.
Algo tan elemental y fundamental en tiempos de nuestros padres y abuelos, parece ahora una estupidez, pero mucho mayor ha sido la estupidez en la que nos hemos visto envueltos todos los españoles, sin comerlo ni beberlo, por las decisiones absurdas de quienes actuaron como actuaron al aparecer la crisis, y querer superarla en base a gastar primero todo lo que tenían (que era mucho) para dedicarse posteriormente a endeudarse y endeudarnos a todos los españoles hasta las cejas.
Griegos, portugueses, irlandeses y españoles por ese orden, vamos a tener que trabajar lo indecible y a vernos sometidos a un trato fiscal confiscatorio durante varias generaciones, por obra y gracia de la necedad, la estupidez y la torpeza de unos Gobiernos socialistas, que durante siete años persistieron en sus errores.
Heredaron un Estado con una Deuda Publica que apenas llegaba al 40 % del PIB en 2004 (teníamos un ratio mucho mejor que alemanes y franceses) y la dejaron a finales del 2011 cercana al 90 %.
En los últimos siete años del Gobierno de Aznar (del 1998 al 2004) el déficit público acumulado a lo largo de esos años, sumaba un 6,2 %.
En los siete años de los Gobiernos de Zapatero y Rubalcaba del PSOE se ha acumulado un 29,2 %.
Son datos sacados de información facilitada por la Unión Europea.
Zapatero nos dejó una Deuda Publica acumulada de más de 850.000 millones de euros, y las últimas emisiones, a un tipo de interés muy alto rozando el 7 %, absolutamente inadmisible.
Ciertamente y empujado por le tendencia negativa, en los dos años de ejercicio de Gobierno de Rajoy, se ha ido incrementando todavía ese importe, que se estima que a final de este año rozara el BILLON euros, si bien las ultimas emisiones se están cubriendo a un tipo de interés del 4 % aproximadamente.
Es decir que España ha recuperado la confianza de los mercados internacionales, que nos prestan sin problemas a casi la mitad de lo que solíamos pagar, y habida cuenta del montante de la deuda sólo por ese concepto nos ahorramos mas de 35.000 millones de euros en pago de intereses.
Con todo y con eso, la lacra de tener que amortizar una cantidad tan astronómica, no deja opción a hacerlo en el corto plazo, por lo que no solo nuestra generación, sino la de nuestros hijos y probablemente la de nuestros nietos, van a tener que soportar unas cargas impositivas prácticamente confiscatorias durante varias décadas para poder volver a una situación de normalidad.
Esas son en mi opinión y a grandes rasgos, la razón y las consecuencias de la crisis.
Y todas las monsergas, manifestaciones, huelgas y demás parafernalias que traten de montar ahora los socialistas desde la oposición, no van a cambiar un ápice de esa realidad innegable.
Lo que expongo no es una opinión, sino unos datos estadísticos contrastados.
En mis razones podría estar equivocado, pero en los números ciertamente no lo estoy.
Y que conste que tampoco estoy satisfecho de las actuaciones legales, penales ni políticas del Gobierno de Rajoy, que me ha decepcionado profundamente en todos estos sentidos.
Pero hay que reconocer que desde el punto vista económico, están llevando a cabo una planificación macro económica mucho más sensata y adecuada aunque ello conlleve el sacrificio de todos los españoles.
Lo lamentable, es que los que menos se sacrifican son ellos y sus ‘ad lateres’, pero eso quizás deba de ser tema de otra columna.