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Con el otoño, vuelve los días de catarros, mocos, noches interminables de tos… el panorama lleva a muchos papás a recurrir a complementos nutricionales y vitamínicos que prometen ser eficaces en la prevención de resfriados y constipados típicos del invierno. Su coste abarca un rango amplio, pero los hay de precios sorprendentemente altos.
“Nunca los receto”, admite la doctora Amparo Saura, pediatra del Hospital Nisa 9 de Octubre. Y es que, en no pocos casos, estos preparados vienen a suplir carencias perfectamente subsanables con una dieta adecuada. “Lo que sí recomiendo de cara al invierno es tomar todo tipo de frutas. La vitamina C sin duda ayuda”, afirma. “La manzana, por ejemplo, es fantástica; entre otros beneficios, destaca su poder antioxidante, facultad que comparte con todos los frutos rojos”.
Con respecto a los componentes que suelen destacar en los complejos nutricionales, los pediatras alertan sobre la veracidad de promesas de dudosa credibilidad.
Jalea Real
La jalea real es un clásico en este tipo de productos. Se le atribuyen infinidad de bondades que van desde el “aumento de defensas naturales”, “mejora del sistema inmune”, “aumenta el tono muscular y la vitalidad”, “la salud de la piel”, “vitalidad física e intelectual”, hasta la “ayuda a la salud del corazón y para mantener un nivel equilibrado de colesterol y lípidos en el cuerpo”.
Al respecto, desde la EFSA (European Food Safety Authority) se advierte que “los efectos de la jalea real no están suficientemente caracterizados. No hay relación causa efecto entre el consumo de jalea real y estos efectos”. A su dudosa eficacia, hay que sumar su elevado precio. “Ante la duda, yo apuesto por la miel, que tiene un sinfín de propiedades y es infinitamente más asequible”, afirma el doctor Beltrán, pediatra del Hospital Nisa 9 de Octubre.
Procedente también de las abejas, el propóleo es otro de los ‘clásicos’ en los complejos calificados como “naturales” centrados en la prevención de resfriados y catarros. “En el caso del propóleo, sí que hemos observado que los niños que lo consumen habitualmente tienen menos complicaciones de vías respiratorias altas”, explica la doctora Amparo Saura.
Vitaminas
Los complementos nutricionales a base de vitaminas pueden poner al niño en un riesgo de sobredosis vitamínica, y esto, según la vitamina empleada, puede acabar en un cuadro de diarreas, vómitos y un extenso repertorio de síntomas. Lo más peligroso de estos complementos es el riesgo de que puedan llegar a sustituir a una dieta equilibrada así como el riesgo de que el organismo del niño se acostumbre a trabajar con estos complementos de tal modo que al finalizar el tratamiento los síntomas de la patología a tratar vuelvan. Inmunoestimuladores
El auge de los complejos y jarabes preventivos de catarros y resfriados ha corrido parejo a la tendencia de buscar remedios más naturales y/o alternativos a la medicina tradicional. De ahí que muchos papás opten por ingredientes como la jalea real en una clara apuesta por dar prioridad a la procedencia “natural” sobre la eficacia acreditada. En este sentido, cabe destacar que los inmunoestimuladores –fármacos que estimulan el sistema inumunitario- “funcionan muy bien en la prevención de complicaciones durante los meses invernales”. Y sin embargo, el hecho de tratarse de “medicinas”, que se adquieren en farmacias, provoca en ocasiones la reacción negativa de los padres. “Es importante hacer saber a los papás que los inmunoestimuladores están compuestos en su inmensa mayoría a base de extractos vegetales”.