Rafa Cerdá Torres. Abogado.
Vivimos tiempos difíciles, y no sólo en materia económica. Las circunstancias complicadas por la que atraviesa una buena parte de la clase política, la falta de perspectivas en el horizonte cotidiano de millones de familia, y esa especie de pesimismo que impregna todo, da como resultado un relativismo abrumador.
Mientras no me afecte no me preocupo. Los problemas fuera, y cuanto más lejos, mucho mejor. La gente no está para soportar más dificultades...Y de esa forma, se van colando en nuestro día a día, toda una serie de mensajes, discursos, conductas y hasta personajes que si bien no son reflejo de la sociedad, sí que son fruto de su indiferencia. Centraré la cuestión: durante el pasado mes de enero se conmemoró el aniversario del asesinato a manos de la banda terrorista ETA del concejal del Partido Popular en San Sebastián Gregorio Ordóñez. Familiares y amigos casi han tenido que pedir perdón por reivindicar su memoria y celebrar su legado de libertad y fortaleza democrática, en un pobrísimo acto celebrado en el Hotel María Cristina de la capital guipuzcoana. Casi parece que a Gregorio Ordóñez le atropelló un camión habida cuenta de la escasa cobertura mediática del evento, que sirvió para denunciar que Gregorio Ordóñez murió asesinado por un tiro en la cabeza mientras tomaba un vino en el casco viejo de su ciudad, y los que ahora gobiernan San Sebastián (BILDU) miraban a otro lado,...
Tanto coñazo con la Memoria Histórica relativa a la Guerra Civil, tanto esfuerzo inútil y baldío en retornar a 1936, y en dar vueltas en si un Parlamento aprueba una declaración condenando el golpe franquista de julio de 1936...y mientras delincuentes sentenciados por secuestro, extorsión y asesinato recibiendo títulos de Hijos Predilectos, calles y mociones de solidaridad en sus localidades de origen...y si algún colectivo de víctimas alza la voz tímidamente para manifestar su repulsa y su horror, como mínimo se les tachará de entidades politizadas y que sólo buscan atenazar la "consecución de La Paz" con su dolor nada dispuesto al perdón... Consuelo Ordóñez, hermana de Gregorio, cuestionó ese denso y espeso silencio que la clase política actual centra el tema del final de ETA en el País Vasco, con una pregunta que supone un verdadero aldabonazo: ¿Qué tipo de sociedad es aquella dónde tiene más predicamento el hijo de Arnaldo Otegui que el hijo de Gregorio Ordóñez?
En un país de "indignados" cada vez más silencio se cierne sobre un grupo nada desdeñable de padres, maridos, esposas, hermanos, hijos, sobrinos, tíos y amigos, que vieron como sus seres queridos eran borrados de sus vidas, por un acto criminal llevado a término por sicarios terroristas de una organización denominada ETA, que aún sin disolverse y con un aparente silencio en sus pistolas, anestesia a todos. No se trata de dejar de matar por parte de ETA, sino de vivir con la misma vocación de libertad y coraje que aquellos que llamaron al terrorismo asesinato, y a la complicidad con sus autores, traición. Espero que las víctimas del terrorismo den mucho la murga, pero mucho mucho mucho. España las necesita, la sociedad las necesita. Son la mejor memoria de todos los que pagaron con su vida la libertad.