Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
El ‘Diktat’ fue la expresión que los alemanes utilizaron para definir el Tratado de Versalles tras la I Guerra Mundial; una imposición por la fuerza de una serie de medidas draconianas donde no se tuvo para nada en cuenta su opinión y su capacidad de cumplirlas. Pues bien, desde hace tiempo se puede afirmar, sin temor a exagerar, que es Alemania quién está imponiendo su ‘Diktat’ al resto de Europa y sobre todo a los países del Sur, aunque eso sí, sin utilizar la fuerza explícita.
La Cancillera Merkel, bien directamente, bien a través de sus acólitos del Banco Central Europeo, está imponiendo por las bravas al resto de países de la Unión Europea una política de brutales ajustes que sólo llevan a un empobrecimiento creciente. Y muchas veces no guardan ni siquiera las mínimas formas y se percibe a las claras que la soberanía de los países rescatados y también de los no rescatados ha quedado reducida a cenizas. Así, por ejemplo vemos las recientes declaraciones de políticos alemanes sobre los resultados de las elecciones en Italia, o de economistas que dicen con toda la desfachatez que la recesión para el Sur durará 10 años. Se han establecido “protectorados” en los países del sur de Europa. Y es evidente que España es uno de esos protectorados.
En contra de lo parece vender Alemania a la opinión pública, los germanos no han aportado proporcionalmente ni un Euro más que otros Estados para el rescate de Grecia y Portugal. Y si Alemania prestó dinero a los países periféricos durante muchos años fue sencillamente para que su propia economía siguiera funcionando al cien por cien. De hecho, Maastricht se diseñó según los parámetros de Alemania y su propia conveniencia. Y hay que recordar, como hace Martín Seco, que fue la Unión Europea la que posibilitó y financió la reunificación alemana. Y fueron todos los países los que pagaron. Y ninguno cuestionó que Alemania no pudiera tener varios años de déficit.
De ahí que sea inadmisible que Alemania imponga políticas sumamente restrictivas al resto de Europa, y más cuando esas políticas restrictivas no llevan a ninguna parte e incluso están provocando una recesión a nivel europeo. Aparte por supuesto del empobrecimiento brutal de los países periféricos y el desmantelamiento tanto de sus Estados de Bienestar como de su propia soberanía nacional. Estados Unidos, por cierto, con una política expansiva, está saliendo de la crisis de forma notable.
Y si hace tiempo tal vez lo era, ya no resulta exagerado hablar, como hace Martín Seco, del IV Reich. Es por ello, por lo que hay que plantarse ante Alemania. Y lo debemos hacer todos los países de la Unión Europea, y sobre todo los países del Sur. Nuestra dignidad, nuestro futuro está en juego. Y si no lo hacen nuestros políticos, si se siguen comportando como meros administradores de los “protectorados”, habrá que cambiar a los mismos.