José Vicente Ramón Moreno.
Llamémosles brotes verdes, rayos de luz o como ‘demonios’ queramos pero, ¡por fin!, parece que se abre un hilo de esperanza en nuestra paupérrima economía en lo que respecta a las empresas cerámicas.
Las que están operando en Cersaie tienen grandes expectativas a raíz de la gran afluencia de visitantes (a la postre potenciales clientes) que están acudiendo en los primeros días.
El esfuerzo realizado por estas empresas, con todos sus ajustes y la potenciación de la exportación sobre las ventas domésticas parece que está dando sus frutos y hace mover, aunque lentamente, este sector.
Emparejado con ello hemos tenido un verano exitoso en el mundillo turístico con cifras que recordaban los años anteriores al declive y hacían generar expectativas de futuro.
¿Por qué no nos proponemos, ahora, cada uno de nosotros, intentar sacudirnos un poco el miedo y, aquellos que podamos, consumir un poquito más para intentar mover el sector del comercio que no levanta cabeza de ninguna forma y cierra negocios todos los días?
Es penoso dar un paseo por las calles más comerciales de Castellón y encontrar la imagen física de locales cerrados recientemente en los que aún tenemos la imagen mental de sus escaparates a plena luz.
Hagamos un pequeño esfuerzo más (¡ya sé que son muchos!) que seguramente redundará en beneficio de todos porque el consumo tiene una cadena ascendente que, al final, nos contagia a todos.