José Vicente Ramón Moreno.
A mediados de julio, en un artículo titulado ‘enTRAMados circulatorios’, mostraba mi desacuerdo con el tortuoso recorrido que debía seguir para ir desde el final de la calle Herrero hasta alcanzar la Ronda Mijares, para dirigirme a La Farola.
Este serpenteo debía hacerlo por no poder acceder desde la Puerta del Sol a la calle San Vicente a través de Ruíz Zorrilla, con lo que la inmediata alternativa era alcanzar la calle Poeta Verdaguer desde Trinidad y así, atravesando perpendicularmente la calle San Francisco, recorrer Ménendez y Pelayo y llegar a la Ronda Mijares.
Pues bien, por si esto no fuera bastante, ahora el ayuntamiento va a conceder un privilegio especial a los vecinos de la zona denominada ‘Raval de la Trinitat’ para que en diez de sus calles (con algunas tan necesarias para la circulación como Poeta Verdaguer y San Francisco) sólo puedan circular (y, por supuesto, estacionar) los que tengan acreditada su residencia en dichas calles. Esto hará que, en mi ya sinuoso recorrido, tenga que irme hasta la Plaça del País Valencià y por la Calle del Trabajo pueda acceder a la Ronda Mijares (casi nada).
Además, la circulación en el primer tramo de la calle Menéndez y Pelayo (hasta Filósofo Balmes), también quedará restringida para estos vecinos porque la calle comienza en una intersección con la calle San Francisco. Por tanto, ¿quedarán prohibidos los entierros en la Iglesia de la Santísima Trinidad por no poder acceder los coches mortuorios y sus comitivas?.
Según parece, tampoco se podrá acceder al parking del Hotel Jaime I o al lateral de la Plaza Escuelas Pías (para recoger a los niños en un día de lluvia) porque la irremediable salida es por la calle Conce Noroña (de circulación restringida).
Estoy seguro que si el ayuntamiento consulta a otros colectivos vecinales también les alegrará que en su barrio sólo circulen y estacionen los vecinos del mismo y también querrán reivindicar ‘mejorar la movilidad en el entorno de su barrio’, pero habrá que pensar solidariamente y no en beneficio de unos cuantos, poniendo más trabas a la circulación en nuestra ciudad o, de lo contrario, acabará siendo inviable el desplazamiento en vehículo propio. Porque no es correcto que unos ciudadanos tengan más privilegios que otros, ¿o van a reducirnos el Impuesto de Circulación a los que tengamos reducción de calles para circular?