Castelló tiene un grave problema de salud pública porque las ratas voladoras conocidas como palomas han tomado las terrazas de la ciudad, tanto en el centro como en la periferia. El asunto no es nuevo, sino que viene de lejos, ya que se ha ido forjando a lo largo de muchos años.
Pero también es verdad que urgen las soluciones. Alguien debe actuar para poner punto y final a este disparate sin sentido; no es de recibo que los roedores con alas se sigan subiendo a las mesas de las terrazas para acosar a la clientela y disputar su consumición. Resulta necesario que en el Ayuntamiento se pongan manos a la obra para liberar de gérmenes, microbios, bacterias y posibles enfermedades las tarimas que utiliza la ciudadanía para disfrutar de cervezas, refrescos y tapas.
El entusiasmo por el universo digital que me traslada el amigo Suso Montalbán me ha llevado a lanzar este SOS de salud pública a través de Castellón Información, ya que según me explica, la capacidad de penetración informativa de este periódico resulta más que notable. También me ha animado la pluralidad que practica el director, Ximo Tirado, frente a otras atalayas mediáticas en las que la opinión parece reservada fundamentalmente para políticos con cargo en ejercicio o para columnistas muy de derechas.
Es obvio que Castelló necesita la activación cuanto antes de un programa capaz de reducir su población de palomas, ya que en caso contrario, más que debatir sobre la conveniencia de recuperar o no el doble topónimo de Castelló y Castellón resultará más apropiado plantear la posible introducción de la denominación de Castellón de las palomas o Castelló dels coloms.
Estoy abordando un problema que se ha agravado mucho en los últimos tiempos pero que viene de muy lejos; recuerdo que conocí a la perenne dirigente vecinal, Vicky Amores, allá por la década de los 90 del siglo pasado cuando una mañana me dirigía al Ayuntamiento para cubrir una rueda de prensa y en los soportales me la encontré recogiendo firmas contra el cierre del acuartelamiento Tetuán XIV. Mientras me hacía declaraciones una paloma evacuó sobre mi cabeza y dada la inminencia de la convocatoria informativa hube de entrar en el consistorio portando una aparatosa 'cagada' de paloma sobre mi cabellera porque en la extintaAntena 3 de Radio el deber de mantener bien informada a la audiencia prevalecía sobre todo lo demás.
Muchos años después, dada la capacidad de influencia de la que todavía dispone Amores en instancias municipales, la animo a que se sume a la causa de la reducción del número de palomas existente en Castelló. ¿Me ayudas, Vicky?
