Vicente Guillamón. Concejal del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Castellón.
Eso es lo que ha durado la armonía en el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Castellón. Este mandato comenzó con un acuerdo de tres fuerzas políticas perdedoras de las elecciones aliándose contra quien las había ganado, que era el Partido Popular. El objetivo de los tres partidos era claro: echar al Partido Popular.
Las tres formaciones firmaron un acuerdo de gobierno que cumplen e incumplen a su antojo, en función puramente de sus intereses políticos. En ese pacto, firmado hace sólo 3 meses, Compromís y Partido Socialista abrazaban los votos de Castelló en Moviment como si fueran suyos. Nacía un amor estival que duraría muy pocos telediarios.
Cuando hemos dejado atrás el verano, se ha roto una pasión que tenía los días contados, y han sido los desahucios los que han puesto sobre la mesa las diferencias en el gobierno. Desde el bipartito de izquierdas nacionalista se intentan silenciar las desavenencias o bien se las justifica, diciendo que es normal que haya desencuentros con Castelló en Moviment. Pues no nos parece normal. Desde el Partido Popular creemos justamente lo contrario. Puede haber desavenencias sobre donde poner una fuente o qué calle asfaltar, pero los socios de gobierno no deberían enfrentarse en una cuestión tan sensible como los desahucios y que afecta tan dramáticamente a las familias.
El desencuentro se puso de largo en el pasado pleno municipal, cuando Castelló en Moviment presentó una propuesta contra los desahucios y se encontró con el NO rotundo de Compromís y PSPV. Aunque no coincidíamos en el planteamiento del problema, en el Grupo Municipal no quisimos votar en contra, y nos abstuvimos: queríamos dejar constancia que sí que compartimos la preocupación.
Sin embargo, a Compromís y PSPV no les temblaron las manos cuando tuvieron que levantarnos a la hora de votar en contra. En un alarde de arrogancia y prepotencia que caracterizó al pasado pleno municipal, el bipartito, tenso durante toda la sesión, evidenció las discrepancias en el gobierno municipal.
La triste casualidad ha hecho que pocos días después de ese pleno, el Grau haya vivido el primer intento de desahucio de una familia. Justo una semana después de que la alcaldesa aprovechara esta problemática para hacer populismo, diciendo que “se ha cerrado el círculo de los desahucios”, ante la indignación de Castelló en Moviment.
Ya ven que, con la llegada del otoño, ha llegado también la división al equipo de gobierno. Teníamos muy claro que esto ocurriría, pero no a los 100 días de gobierno y con un tema tan sensible como los desahucios.