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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 13:27

¿Conviene conveniar?

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Enrique Domínguez. Economista.

Más de tres años han pasado desde la puesta en marcha de la última reforma laboral y sus efectos se han dejado ver claramente en el panorama laboral. En su momento señalamos que en un país tan pendular como el español, en normativa laboral se pasó de leyes más beneficiosas para el trabajador a normas más favorables para el empresario. El punto medio no se ha conseguido.

En estos más de tres años se ha producido un aumento importante de los despidos que han permitido a las empresas ajustar sus plantillas a las necesidades del momento económico, evitar la quiebra de muchas de ellas y mejorar la competitividad de nuestras producciones y servicios. Se ha dicho que eso era imprescindible para salir de la fuerte crisis económica en la que estábamos inmersos.

Ante la disminución clara y continuada de las ventas que toda crisis implica, aquí se optó por lo más fácil: reducir todo tipo de gastos, empezando por el laboral. Hacía falta para ello una nueva normativa y se promulgó la actual reforma laboral. De un plumazo, sólo hay que ver las cifras de despedidos, sobre todo en 2012 y 2013, en los expedientes de regulación de empleo, muchas personas fueron a engrosar las listas de parados, en bastantes ocasiones con un importante nivel de formación y de conocimientos logrados en muchos años de servicio.

La seguridad en el puesto de trabajo desapareció y la precariedad se ha implantado de forma clara; apenas una décima parte de los contratos que se realizan hoy en día son indefinidos y una parte relevante de los temporales son de pocas horas o días. Todo eso ha conseguido reducir el componente salarial y ha permitido productos o servicios más competitivos. ¿Es eso lo correcto? ¿Vender por precio es lo más adecuado? En mi opinión, y lo he dicho varias veces, es pan para hoy y hambre y cierres para mañana.

Relacionado con este proceso, se ha acentuado el descuelgue de los convenios laborales de sector y se han incrementado los de empresa.  Aún me acuerdo de aquel convenio de oficinas y despachos que no se ajustaba en casi nada a mi actividad pero que estaba ahí como referencia.

De las diferentes causas que se pueden alegar para el descuelgue del convenio de sector, la crisis ha propiciado que las causas económicas adquirieran gran notoriedad. Aunque ese descuelgue no puede ser unilateral, sólo por parte del empresario, en tiempos de crisis, con cifras de parados al alza, con escasas ofertas de empleo, la alternativa a aceptar el descuelgue y pasar a un convenio de empresa que se ajustase al momento económico estaba clara.

Si a esto añadimos la escasa sindicación de los trabajadores y el papel de muchos liberados sindicales, se puede concluir que la salida ha sido un endurecimiento de las condiciones de trabajo, un incremento de la precariedad, en lugar de un reparto del menor trabajo existente.

¿Es bueno el convenio de empresa frente al sectorial? En mi opinión, el convenio sectorial fija un marco de actuación en cada asunto, pero no puede recoger todas las características de las diferentes empresas que lo componen. Seguramente, el convenio de empresa se ajusta mejor a su realidad; si ello no supone apretar más las clavijas al trabajador y sí representa una definición más clara de los objetivos y de las relaciones empresa-trabajador asumida por las dos partes, sin las imposiciones que la temporalidad y la actual reforma laboral impone, es mejor. De lo contrario, estaremos perdiendo muchas posibilidades de mejorar nuestra productividad, porque el precio de venta, insisto, no es lo mejor para mantenerse a medio plazo en este mercado global. ¿Qué opinan ustedes?