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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 19:52

Lo que importa (II)

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Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.

Tras la Sanidad, la Educación puede ser considerada el siguiente gran pilar de la igualdad de oportunidades, de aquello que constituye el Estado de Bienestar. Y tal vez por ello, y seguramente no sea casualidad, ha constituido para el PP un objetivo fundamental en su labor de derribo de lo público.

De esta forma, conviene recordar, y más en estos tiempos grises en los que lo obvio debe evocarse una y otra vez, que el gasto en Educación de este país llamado España pasó de representar un 5,02 % del PIB en el 2009 a ser un 4,39 % de nuestro Producto Interior Bruto en el 2014. Y también es importante señalar que si bien nuestro país nunca ha alcanzado la media de la UE en lo referente a inversión en Educación, nos estamos alejando a marchas forzadas y que apenas los países bálticos y Rumanía invierten un menor porcentaje que el nuestro en el capítulo educativo. Y lo que es peor, según las propias previsiones enviadas a Bruselas por el gobierno del señor Rajoy, en el 2018 España invertirá en Educación apenas un 3,7 % de nuestro PIB, un porcentaje que nos sitúa en la tabla media de los países tercermundistas, y que es un poco más de la mitad del porcentaje que por ejemplo dedica Finlandia a este capítulo.

Este brutal hachazo a nuestro Sistema educativo ha tenido varios apartados. Así, entre el 2012 y el 2014 los centros públicos españoles perdieron casi 25.000 profesores, el equivalente, para entendernos, de 500 Institutos de Educación Secundaria con una media de 50 profesores de claustro. Al mismo tiempo,  200.000 familias han dejado de percibir las ayudas para libros de texto. Y la dotación de becas, tanto del Gobierno central del señor Rajoy como de los distintos gobiernos autonómicos, se derrumbó estrepitosamente al  mismo tiempo que las tasas universitarias se disparaban. Como consecuencia de esto, el número de estudiantes universitarios descendió en más de 45.000 personas. Y lo que es peor; la igualdad de oportunidades se convirtió en una entelequia.

Son sin duda cifras y hechos dramáticos. Y lo son mucho más si tenemos en cuenta de donde partimos, del retraso histórico que España ha padecido en temas educativos, de que hace apenas cincuenta años sólo el 6 % de los jóvenes españoles cursaba el bachillerato y del tremendo analfabetismo funcional que se padecía en este país. De ahí que los ataques a la enseñanza pública  y a sus profesores de los nostálgicos de “El Pilar” como conformador de élites no sean casualidad. De ahí además lo miserable del silencio de otros.