Jorge Fuentes. Embajador de España.
Alemania celebra hoy elecciones generales en las que con toda probabilidad la canciller Ángela Merkel (63) será reelegida por cuarta vez. La principal duda a aclarar en las próximas semanas será con qué partidos se aliará para formar gobierno, si con el SPD del ex Presidente del Parlamento europeo, Martin Schulz, con los Verdes o con los Liberales.
Frau Merkel es una personalidad interesante formada políticamente como conjunción de un ambiente social híper controlado característico de su desaparecido país natal, la comunista República Democrática Alemana y del conservadurismo de su mentor en la RFA, Helmut Kohl.
Sus doce años de gobierno han dejado sobre ella sombras y luces. Muchas más luces que sombras. El paro en Alemania ha bajado desde el 11,2% en que lo dejó su predecesor, el socialista Schroeder, al 3,8% en que se encuentra ahora. Por añadidura, los salarios no dejan de crecer y los consumidores e inversores tienen plena confianza en su gobierno.
A escala internacional, Merkel ha sabido plantar cara tanto a Trump como a Putin y sigue manteniendo un prestigio industrial que China envidia. Su presencia tranquila y bien informada en las Cumbres mundiales ha hecho de Merkel la mujer más influyente del mundo durante los últimos diez años.
Alemania, hasta hace poco acomplejada por su participación en las dos Guerras Mundiales del siglo XX, razón por la que mantuvo durante casi medio siglo una exquisita neutralidad, ha aceptado aumentar hasta el 2% su contribución a la OTAN y tiene fuerzas de apoyo en Afganistán, Mali y Lituania, algo impensable hasta hace pocos años, antes de la llegada de Merkel al poder.
Si se observa la situación en el contexto occidental, las incoherencias estadounidenses, la bisoñez del nuevo gobierno francés y el aislamiento de Gran Bretaña han reforzado la presencia alemana como país líder indiscutible al que es necesario escuchar.
Gracias a Frau Merkel, el ex Primer Ministro Polaco, su excelente amigo Donald Tusk, preside ahora la Unión Europea. Pienso que también, siguiendo su consejo, Mariano Rajoy se resiste a poner un límite temporal a su presencia al frente del gobierno español.
Ciertamente ha habido sombras en el mandato de la canciller alemana. La cuestión de las cuotas de los refugiados dividió a Europa, especialmente a la más castigada por las llegadas masivas de nubes de personas procedentes de Oriente Medio y África, con destino provisional al Sur (Italia, Grecia, España) y al Este de Europa (Bulgaria, Rumania, Croacia, Hungría, Polonia). Un problema que la solución de alquilar un cobijo provisional en Turquía para millones de refugiados no acaba de funcionar.
Merkel tampoco ha actuado con gran perspicacia en las crisis griegas que finalmente ayudó a despejar contra la opinión de su propio Ministro de Finanzas. Discutible también a escala nacional está resultando su proyecto de clausurar las centrales nucleares y sustituirlas por nuevas fuentes de energía.
Ese es el panorama general que los votantes germanos están juzgando en este domingo gris y lluvioso en esta parte de Europa desde la que les escribo. Todavía no se conocen los resultados que se comunicarán mañana. Habrá que estar atentos a las cifras y también a las alianzas de gobierno.
Por una vez, no se esperan sorpresas.
De igual modo que dan a Frau Merkel como ganadora en estos comicios, todos la dan como acabada para los próximos. No sé por qué. 67 años es una magnífica edad para seguir dirigiendo Alemania. Y también el mundo.