Enrique Domínguez. Economista.
Bruselas acaba de confirmar que desde mediados de enero del 2014 da por concluido el rescate bancario y, por tanto, los controles permanentes de la economía española. Y con esa fecha se inicia el periodo máximo de quince años para devolver los 41.300 millones de euros a un interés en torno al 0,5%.
¿Han terminado los controles? Pues, no; la Comisión y el BCE seguirán analizando semestralmente nuestra economía hasta que se haya devuelto el 75% del dinero del rescate.
¿Y quién devolverá esa ingente cantidad de dinero? El Gobierno está satisfecho porque no tuvo que utilizar los cien mil millones que se concedieron y porque no consintió en que el país fuera rescatado. Es verdad, estamos menos mal que hace un año; no nos rescataron pero nos intervinieron, el famoso MOU, y seguimos controlados porque Bruselas opina que somos muy dados a relajarnos y a olvidar nuestras obligaciones.
Pero volviendo a la pregunta anterior, ¿serán los bancos a los que se ha concedido el préstamo y, por tanto, indirectamente todos nosotros a través de las comisiones que pagamos, los que devolverán esos millones o, si ellos no pueden hacer frente, será el Gobierno y, por tanto, nosotros directamente mediante los impuestos que pagamos? Diversos expertos señalan que tres cuartas partes del dinero prestado se da por perdido y lo tendrá que pagar el Estado.
Si se da por concluido el rescate bancario, ¿significa que los bancos ya están convenientemente saneados –a los que se ha prestado el dinero- y que estos y los que no han necesitado ese préstamo están en condiciones de financiar a empresas y ciudadanos para que se reactive de veras la economía? Pues no. Porque ellos dicen que están haciendo frente a un proceso de disminución de su elevado endeudamiento y a refinanciaciones de préstamos anteriores, ya que bastantes de ellas están pasando a calificarse de dudoso cobro, porque la tasa de morosidad alcanza casi al 13% de los préstamos concedidos y porque sigue siendo más rentable invertir en deuda soberana que en proyectos menos seguros pero que ayudarían a dinamizar la economía.
Por tanto, concluido el rescate bancario el despegue de la actividad económica tendrá que esperar o, por lo menos, lo hará lentamente, aunque hay empresarios –grandes, por cierto, no pymes- que afirman que el futuro ya está claro en cuanto a crecimiento; eso sí, con unas cuantas reformas más.
Y ese despegue, ¿significa que los recortes ya han terminado y que lenta o no tan lentamente iniciaremos un aumento de la actividad económica, de la confianza del consumidor, del descenso del paro? Pues también me temo que no. Y aquí entran en juego las previsiones de la Comisión sobre España para 2014 con un crecimiento sólo de medio punto en el PIB frente a avances de la mayor parte de analistas en torno al punto. Y es que tienen en cuenta que España ha de cumplir con el déficit, con el 6,5% este 2013, con el 5,8% en 2014, el 4,2% en 2015 y el 2,8% en 2016.
Y cumplir con esos porcentajes significa, según Bruselas, que entre 2014 y 2016 el Gobierno español ha de recortar unos 38.000 millones, si bien éste no lo cree necesario. A todo esto, hay que añadirle que la deuda superará el 100% del PIB y que nuestro sector más dinámico, el exterior, puede tener problemas porque el principal mercado foráneo, el de la Unión Europea, espera un escaso crecimiento y ello puede lastrar la mejoría de la actividad. Y recordemos la escasez de financiación para el ciudadano y la empresa en el mercado interior.
Por tanto, si bien podemos alegrarnos del fin del rescate bancario –aunque bastante gente cree que se debería haber debajo caer a alguno de ellos- mucho me temo que los recortes seguirán y que el despegue será más lento de lo deseable. ¿Lo creen ustedes también?