Expertos del Hospital Vithas Castellón apelan al 'sentido común y a seguir adoptando ciertas precauciones"
S. Barberá/Castellón Información
El final de la obligatoriedad de las mascarillas, publicada en el BOE el pasado 20 de abril, ha generado diferentes opiniones entre la sociedad en general y entre los sanitarios que, aunque ven con buenos ojos esta medida, aconsejan seguir tomando precauciones para la población mayor de 60 años.
Así lo explica Guillermo Ferrán, médico internista de consultas externas del hospital Vithas Castellón, “de una forma supone un beneficio en la vertiente psicológica para la sociedad en general y puede que haya sido incluso prematuro porque no se puede generalizar. Hay personas vulnerables que pueden de alguna forma infectarse y pueden desarrollar complicaciones a pesar de estar vacunados” y agrega que “yo apelaría al sentido común para que las personas, en función de su situación personal en cuanto a edad y factores de riesgo añadidos, siguieran adoptando ciertas precauciones. De hecho, yo aconsejaría a las personas de más de 60 años que cuando vayan a un sitio cerrado continúen usando la mascarilla”.
De otro lado, el médico psiquiatra del Hospital Vithas Castellón, Sergio Arques, afirma que el final de la obligatoriedad del uso de las mascarillas “nos va a recordar a lo que sucede en esas épocas del año ‘intermedias’ donde cada uno va vestido de forma diferente, “unos con chaqueta, otros con manga corta, con gorro, con pantalones cortos, etc.”. Cada uno va a hacer lo que considere más oportuno según su sentido común… o sus temores”.
Para el especialista, las personas con unos rasgos más fóbicos y/o hipocondríacos, que ya de por sí lo han pasado mal durante la pandemia con el temor a un posible contagio o a la enfermedad, incrementándose sus niveles de ansiedad hasta puntos insospechados “pueden llevar peor el hecho de la retirada de las mascarillas por ese miedo a ‘coger el bicho’, pues recordemos que todavía está entre nosotros… o tal vez no lo lleven tan mal, básicamente porque lo más probable es que su temor les conduzca a seguir llevando la mascarilla”.
Pero, por otro lado, explica que en el otro extremo “podemos encontrar a todos aquellos a los que la mascarilla les agobiaba y les generaba cierta ansiedad, lógicamente a este grupo de población les va a generar un alivio y una liberación. A ello se le uniría la sensación de vuelta a la ‘normalidad’…aunque algo falsa, desgraciadamente”.
Por último, argumenta Arques que “el hecho de dejar de ser obligatoria la mascarilla no quiere decir que sea obligatorio no llevarla. De ahí que, bien por sentido común o bien por temor a un posible contagio, nos espera un largo tiempo donde vamos a ver personas con y sin mascarilla, independientemente de que exista un problema de salud mental o no".
