Pablo Royo
Ignacio Gisbert, técnico del ACD Benicense, sea posiblemente el entrenador joven con mayor proyección de la categoría de Primera Regional, pues ya posee el carnet de entrenador nacional. Tanto dentro como fuera del terreno de juego sus propios jugadores lo reconocen como un educador además de míster entusiasta y motivador, pues entiende que el fútbol, siguiendo la filosofía del club en el que lleva más de 15 años, más allá de las victorias ha de encarnar valores como el respeto, la sociabilidad y la deportividad.
¿Qué es lo que te sedujo del ACD Benicense en el que llevas ya 16 años?
Pues quedé prendado en la primera conversación con el presidente. Me cautivaron los valores, proyectos y la filosofía del club. Sólo hacía cinco años que se había fundado, pero las ganas de crecer que tenían me hicieron subirme al barco, y remar. Empecé como jugador, con 18 años, y hoy tengo el orgullo de ser el entrenador del primer equipo.
Además, a día de hoy, en el que la cúpula del club sigue siendo la misma que entonces.
¿Cuál es la filosofía del ACD Benicense?
Sobre todo la filosofía de educar e inculcar valores a través del deporte, tales como el respeto, la solidaridad, la tolerancia, el compañerismo, etc., y que los deportistas puedan socializarlos en su vida privada. Pues, a mí es lo que este club me enseñó como jugador, y me sigue enseñando como entrenador. Además de formar deportistas formamos a personas. Como dato, en 27 años ligado al fútbol, sólo he sido expulsado una vez, siendo entrenador y por salir del área técnica.
Al inicio de la temporada, muchos consideraban el ACD Benicense como uno de los equipos con mayor proyección. ¿Cómo un equipo tan técnico está en una zona incómoda?
Nuestro objetivo siempre ha sido el de lograr la permanencia. Pues somos un club humilde y joven en el que sus jugadores no cobran, por lo que formar una plantilla cada año cuesta muchísimo. Llevamos tres años rejuveneciendo la plantilla, y eso tiene sus hándicaps, como la falta de experiencia, pero considero que se ha formado la base que tiene que perdurar unos años.
Hemos perdido puntos en los últimos minutos que hace que estemos donde estamos.
¿Cómo es la dinámica y compromiso del grupo?
Estoy muy orgulloso de mi equipo y agradecido a la gente que me rodea en el cuerpo técnico. Casi siempre acude la plantilla al completo a los entrenamientos, se trabaja con intensidad, y se preparan los partidos. Luego, el fin de semana, ya depende de que entre la pelotita.
Se le reconoce como un entrenador que estudia y trabaja meticulosamente al equipo en cada partido ¿Cuáles son los aspectos que considera que se han de pulir o mejorar?
Una de mis tareas como entrenador es conocer todo lo posible al rival: dimensiones del campo, sistema de juego, jugadores, acciones a balón parado, y así preparar los entrenamientos. Dicho esto, lo primordial es conocer a tu propio equipo. Tienes que saber cómo “respira” esa semana.
¿De qué manera prepara a sus jugadores de cara al partido?
Entrenamos dos o tres días por semana. Trabajo conjuntamente físico y preparación del partido con ejercicios que ayuden a encarar el partido. No es tarea fácil, por falta de tiempo, medios,…
En unas cosas acertamos, en otras no tanto, pero de lo que se trata es de mejorar y de aprender.
De todas formas, la dinámica del equipo está siendo positiva los últimos partidos. ¿Cómo va a preparar y mentalizar a sus jugadores para enfrentarse al Traiguera el domingo?
De ninguna manera en especial. Les proporcionaré las armas para ganar. Pero, básicamente, como lo venimos haciendo durante la temporada. Les pediré trabajo, como desde la jornada 1
Y les recordaré lo mismo que en las últimas semanas: tranquilidad y alegría.
¿Cuáles son las claves para que el equipo se lleve los tres puntos y así situarse en una posición más tranquila de la tabla?
El trabajo es primordial. Y aprovechar las ocasiones de gol.
¿Por qué eres entrenador?
Por una sensación. A mí el fútbol me apasionaba cuando jugaba y me apasiona cuando entreno, y cuando lo estudio, y cuando preparo las sesiones de entrenamiento, y cuando lo hablo, y cuando lo veo, etc. Y toda esa pasión alcanza su máxima expresión cuando el domingo, 45 minutos antes del comienzo del partido, en el vestuario, les hablo a mis jugadores y todos, en silencio, me escuchan. Esa sensación es…. por la que soy entrenador.