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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 20:05

El negocio del fútbol

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Juan Francisco Roca. Periodista deportivo.

No es nada nuevo, pero en el CD Castellón de un tiempo a esta parte se les está viendo el plumero a todos y cada uno de los que pretenden hacerse con las riendas de la entidad. Maldito el día en que Antonio Bonet le vendió el club a Castellnou 2005 (obligado o no obligado). Él fue el primero que hizo negocio. Los que vinieron después hicieron otro tipo de negocio del que todos espera que la Justicia resuelva pronto. A Laparra, Osuna, Blasco y compañía se les vio el plumero a unos cuantos kilómetros. Vinieron, con despojos del intermediario Osuna (él se auto nombró asesor deportivo, o algo parecido) el primer año hicieron un equipo que si no descendió hay que darle gracias al Real Madrid Castilla. Luego mientras engañaban a unos y a otros, a la vez que se llevaban (presuntamente) los euros a capazos hacia sus propias cuentas, planearon la construcción de un nuevo estadio, más a las afueras de Castellón, con el fin de explotar las galerías comerciales de dicho estadio que, afortunadamente no se llevó a cabo.

Luego aterrizó por la capital de la Plana el señor Fernando Miralles. No se sabe cómo ni por qué, se hizo con el control del club por unos meses. Conocimiento del fútbol, cero; de gestión deportiva aún menos; de planificación, nada de nada. Acabó yéndose y dejando un vacío de poder más que preocupante. Luego el suspiro de Jesús Jiménez e Isidoro Gasque. Efímero. Y luego se cayeron de un guindo el dúo salvador. David Cruz y Manolo García, grandes amigos en su día, grandes enemigos a día de hoy. Su negocio pasaba por explotar la cantera. Descendieron al filial, al infantil y al cadete, y para completar su nefasta gestión bajaron a los tres juveniles. Ya el primer equipo del CD Castellón les venía más que grande, pues con el fútbol base a la espalda fue un desastre mayúsculo.

David Cruz todavía está en el CD Castellón. Manolo García pegó la estampida el verano pasado. Amenazó con presentar un proyecto paralelo al de Cruz, pero no ha dado la cara. Ha desaparecido y debe mirar los toros desde la barrera. Al actual dirigente no sé el tiempo que le quedará en el cargo. Hace una semana salió a la palestra que un grupo de empresarios mexicanos estaban a punto de adquirir el control del club de la capital de la Plana. Dinero tienen, ganas se verá. Ellos no vienen de México aquí por amor al arte. Intentaron hacerse con el Real Zaragoza, pero su deuda con Hacienda y la Seguridad Social les espanto. Ahora quieren hacerse con el CD Castellón, pero no quieren saber nada de la deuda que generaron otros. Pues mal lo tendrán. Toca apechugar con todo.

Los mexicanos tontos no son. Su objetivo es sacar a reflote al CD Castellón y su negocio, uno o el principal, sería traer jóvenes talentos de su país aquí para promocionarles, traspasarles y hacer caja. Películas de este tipo ya se vieron años atrás. No cuajó nada. ¿Qué sucederá ahora? Pues a saber. De momento que no despisten al personal (a la afición y principalmente al equipo). Si negocian, que negocien. Que no radien las negociaciones. Que hablen cuando esté cerrado. Luego más de uno quedará como Cagancho en Almagro.

Lo mejor de todo es que el corazón del CD Castellón sigue palpitando. Que su escudo ahí está. Que su historia nadie la podrá borrar. La marca CD Castellón interesa y mucho. Por eso, aunque el interés venga de fuera de la provincia de Castellón, haberlo, hay.