Guillermo Miró. Ingeniero Industrial.
Hola a todos. Aunque pudiera parecer que hoy vamos a hablar de uno de los grupos de música herederos de los Beatles, que estén tocando rock en algún garaje perdido, hoy no toca lección de música. De lo que hoy vamos a hablar es de unos artilugios electrónicos que están dando mucho que hablar en los últimos meses, tanto por sus implicaciones actuales como sus posibles aplicaciones en el futuro. Hoy hablaremos de drones, vehículos aéreos no tripulados.
La definición exacta de un vehículo aéreo no tripulado, (UAV por siglas en inglés) también conocido como VANT, es la de una aeronave que vuela sin tripulación humana a bordo. Históricamente los UAV eran simplemente aviones pilotados remotamente (en inglés: drones), pero actualmente en este sentido se han creado dos variantes: algunos son controlados desde una ubicación remota, y otros vuelan de forma autónoma sobre la base de planes de vuelo pre-programados usando sistemas más complejos para decidir sobre imprevistos.
A día de hoy, su aplicación principal como armas especiales de los ejércitos más modernos de la actualidad. Sin embargo, la relación entre drones y militares no es nueva. El avión no tripulado más antiguo fue desarrollado después de la Primera Guerra Mundial, y se emplearon durante la Segunda Guerra Mundial para entrenar a los operarios de los cañones antiaéreos. Para distinguir los UAV de los misiles, un UAV se define como un vehículo sin tripulación reutilizable, capaz de mantener un nivel de vuelo controlado y sostenido, y propulsado por un motor de explosión o de reacción. Los UAV han demostrado en diferentes escenarios, especialmente en la Guerra del Golfo y en la Guerra de Bosnia, el gran potencial que pueden tener, en cuanto a la obtención, manejo y transmisión de la información para conseguir comunicaciones más seguras, más difíciles de detectar e interferir. Actualmente, los UAV militares realizan tanto misiones de reconocimiento como de ataque, y en la guerra de Siria han aparecido drones sobrevolando las ciudades. Si bien se ha informado de muchos ataques de drones con éxito, por su gran autonomía también son susceptibles de provocar daños colaterales y/o identificar objetivos erróneos, como con otros tipos de arma.
Sin embargo, y como ha pasado con muchos de los inventos de los que disfrutamos en la actualidad, a partir de un desarrollo militar se han realizado toda una serie de aplicaciones civiles que pueden ser de gran aplicación en la actualidad. Los UAV también son utilizados en labores de lucha contra incendios, gestión de cultivos, estado de la atmósfera, e incluso detección de cazadores furtivos de rinocerontes africanos. Por otro lado, grandes empresas han puesto el ojo en esta tecnología como posible cambio de mentalidad en la distribución y venta, y creen ciegamente que el futuro que nos espera estará lleno de drones sobrevolando ciudades.
En resumen, esta tecnología parece que ha venido para quedarse. Evidentemente, las aplicaciones civiles, tanto las que ya existes como otras que vendrán, son las que tendrán que ir tomando peso en la sociedad, y ayudar a conseguir un futuro mejor. Como siempre, comentarios abiertos para dudas, opiniones… Hasta la semana que viene.