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domingo, 16 de febrero de 2025 | Última actualización: 13:49

El destino de una Embajada

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Pocas veces he lamentado tanto estar fuera de Castellón como cuando el viernes día 7 mi buen amigo el empresario Juan Gual me invitó a su palco en el Madrigal para ver el partido de futbol Villarreal-Almería. Me hubiera encantado acompañar a Juan y a Fernando Roig –a quien conocí en alguno de mis puestos cuando su equipo vino a disputar exitosamente una copa de Europa- en lo que intuía iba a ser la vuelta de nuestro equipo a la división de honor, como así ocurrió. ¡Enhorabuena al Villareal!

Pero me encontraba en Madrid para participar en la boda de la hija de nuestro amigo del alma, por cierto con un afortunado valenciano, y ello nos permitió una vez más, tomar el pulso de la capital.

Hay trabajos inmobiliarios significativos en nuestro barrio (Chambery-Salamanca). ¿Será que empieza la recuperación? Zara levanta un nuevo edificio en la esquina de Serrano y Hermosilla. Si hace años se decía que Madrid parecía una sucursal de Galerías Preciados, pronto podrá decirse que lo parece de Zara y de sus filiales, Massimo Dutti, Pull and bear, Uterqüe, Mango etc. Ojala no se produzca nunca un estallido de nuestras grandes empresas; eso sería, de veras, catastrófico para España. ¡Larga vida a Zara y a su nuevo gran  establecimiento central en Madrid!

Ya saben que en el barrio de Chambery se concentra el denostado mundo judicial: el Tribunal Supremo, la Fiscalía General, el Consejo General del Poder Judicial y la Audiencia Nacional. Pues bien, este último edificio, archifamoso por lo mucho que aparece en la tele al entrar y salir de él los más célebres imputados-estrella y jueces-estrella está en gran obra de ampliación. Lo han vaciado como a una nuez y da la impresión de que le están añadiendo varias plantas. No es de extrañar que, con tanta corrupción y tanto juicio, sea necesaria una gran ampliación de la Audiencia.

Pero la sorpresa más agradable del barrio fue comprobar que la antigua sede de la Embajada Británica, sita  frente a nuestra casa en la calle de Monte Esquinza, se ha transformado en albergue temporal de Casa Decor que cada año se instala en un edificio emblemático de la capital.

Durante años, los vecinos del barrio nos acostumbramos a convivir con las tanquetas que, desde la guerra de Irak, protegían la Embajada. El año pasado los ingleses se mudaron a una de las cuatro torres de la antigua ciudad deportiva del Real Madrid. Las tanquetas desaparecieron y el original edificio circular, reposó unos meses hasta renacer como ave fénix embellecido de la mano de los mejores diseñadores de España.

Los 56 despachos que yo tantas veces visité para negociar con mis colegas británicos, se han convertido en 56 pequeñas exposiciones de diseñadores de salones, comedores, salas de reposo, cocinas, baños, gimnasios, estudios de pintura, cafeterías etc, con un auténtico derroche de talento.

Algunos de los artistas han hecho un guiño a lo británico y así, el jardín está plagado del último modelo de Morris Mini, en los pasillos aparecen sombreros de hongo, flamantes banderas de la Union Jack o posters de James Bond.. El despacho que tantos Embajadores alojó durante más de medio siglo, conserva los muebles en que no pocas veces tomamos te cómodamente sentados. Todo un símbolo del paso del tiempo y del destino de lugares que parecía iban a permanecer inmutables por siglos.

La belleza de los espacios de Casa Decor me hace caer en la cuenta que el edificio circular que desentonaba no poco entre los edificios clásicos de Chambery se asemeja al Guggenheim Museum de Nueva York y aún más al Hishhorn de los Smithsonians de Washington y desde esa constatación se me ocurre lanzar la idea al Gobierno de Madrid  y al de España que hay que salvar el edificio y convertirlo en una bella Galería de Arte Contemporáneo o en talleres privados para artistas. ¡Ánimo!, ¡La recuperación económica está a la vuelta de la esquina!