Jorge Fuentes. Embajador de España.
En estos días de zozobra ideológica, crisis económica y ruina moral, los partidos tradicionales –la derecha y la izquierda- empiezan a mostrarse insuficientes para hacer frente a los requerimientos de la ciudadanía y las necesidades de los países.
Derivado de las insuficiencias del PSOE nació UPyD; de las fragilidades de CiU y del PSC apareció Ciudadans; de las contradicciones del PP acaba de surgir Vox.
Permítanme la broma pero lo cierto es que fundar un nuevo partido, no es tarea difícil desde un punto de vista puramente intelectual. Les voy a dar la receta.
Ustedes son más bien conservadores, pero les molestan algunos aspectos del PP, por ejemplo, que se empeñe en cargar sobre nuestras espaldas a golpe de impuestos los gastos del Estado que podrían amainarse encogiendo el número de políticos, de funcionarios o de responsabilidades autonómicas. Les molesta también su excesiva blandura y ambigüedad respecto al separatismo, la educación o la sanidad. Pongan todas esas objeciones juntas y ya tienen una alternativa de derechas.
Si por el contrario se sienten más de izquierdas pero quedaron desencantados al ver cómo ZP arruinó el país, lo desmanteló territorialmente y lo desacreditó internacionalmente, pues lo mismo: unos toques de sentimiento patriótico, mensajes de amor a Bruselas y Washington, promesas de creación de empleo y de estado de bienestar y ya tiene su partido.
Si, por último, usted vive en Cataluña y se siente a la vez catalán y español, cree que la región fuera de España estaría abocada a la ruina y piensa por añadidura que CiU es una sucursal de Alí Baba, haga una formación que aglutine a los catalanes no separatistas mejor que lo hace el PPC o el PSC (cosa esta última nada difícil) y ya está.
Lo difícil viene a continuación. Tienen que convencer a algunos cientos de miles de votantes de que cambien su papeleta. Tienen que asegurarle que su voto no se perderá y que no solo servirá para dar la victoria al otro gran partido. Tienen que reunir muchos millones de euros, abrir oficinas en todas las autonomías y en muchas otras ciudades, montar una infraestructura realmente complicada.
Además tiene que estar seguro de que su partido no será corrupto, no prevaricará, no sobornará ni será sobornado, no se financiará ilegalmente, no formulará promesas impracticables. He ahí lo difícil y lo meritorio de la creación de un nuevo partido.
Acaba de nacer Vox. Aun no hace mucho que aparecieron UPyD y Ciudadans. Bienvenidos todos ellos. La incorporación de un partido a la vida política es siempre una buena noticia. Eso sí, siempre que mantengan la pureza de sus programas fundacionales. Y que si un día son capaces de acceder al poder, no caigan en los mismos errores que cometieron los partidos a los que desplazaron.
