José Vicente Ramón Moreno.
Quiero, desde estas líneas, sumarme al homenaje a las víctimas del monstruoso accidente ferroviario de Santiago de Compostela, al dolor de sus familiares y seres queridos y al horror sufrido por todos los que hemos contemplado una y otra vez las terribles imágenes que nunca debieran haberse producido.
Me parece increíble que en los niveles de tecnificación que nos encontramos se pueda dejar en manos de una sola persona las vidas de cientos de ellas sin que haya unos mínimos sistemas de seguridad que puedan paliar un desmayo, un infarto o, simplemente, la gran estupidez de un ¡DESPISTE!.
Es inconcebible que a partir de 120 Km/h. los sistemas no sólo no avisaran, que a lo mejor no servía de nada, sino que no frenasen o incluso parasen el ‘ataúd viviente’ que venía a 190 km/h.
Y me da igual si al elemento que se escuda en un despiste le ‘caen’ doscientos años de cárcel, eso jamás puede paliar ni siquiera una víctima, mucho menos 79 (y esperemos que no se sumen más por los heridos críticos).
¿De qué sirve que nos echemos las manos a la cabeza?, ¿de qué sirve que ahora extremen las precauciones y pasen a 40 Km/h. por ese tramo?, ¿estamos locos o qué?.
Tomemos todas las medidas cuando corresponde, evitemos desde la primera víctima y no demos pie a que ocurran ‘despistes’ como este porque esto es ¡INTOLERABLE!