José Vicente Ramón Moreno.
Con la llegada del verano parece que nuestro ánimo está predispuesto a tener una mayor actividad lúdica y a disfrutar mucho más de las muchas horas del día, porque parece que tenga más horas que en los días de invierno.
Vuelven a aparecer los chiringuitos, los cines de playa, los festivales, etc., que convocan a mucha gente, dan alegría al ambiente y benefician la economía de los negocios de la zona.
En estos últimos días por el paseo marítimo de Benicasim se ha ido observando, progresivamente, un aumento de gente joven que, en un par de días llevarán como atuendo común, la típica pulsera que acredita como fiber.
Su alegría, sus risas y juegos en la playa, sus movimientos masivos en las horas previas a los conciertos o sus descansos en la playa cuando despunta el día dan esa pincelada característica que se agradece en estas fechas.
Pero, por desgracia y aunque no sean todos ellos, hay unos cuantos que no respetan el entorno en el que se mueven y, en estos días previos, se ha ido observando un aumento progresivo en el abandono de botellas vacías de agua, botes y otros restos orgánicos e inorgánicos que no deberían encontrarse habiendo papeleras cada 30 o 40 metros en el paseo marítimo. ¡No creo que los fibers consideren que son fósiles de chimeneas de barcos hundidos y enterrados en el Pleistoceno!.
Resumiendo, que los pocos que se comportan así le hacen un flaco favor a los muchos que vienen a disfrutar de buena música y de las bondades de nuestra tierra. ¡Hagamos que todos respeten la limpieza!