Juan Teodoro Vidal. Químico.
Yo creo que igual que hay gimnasios para el cuerpo, no tardaremos en ver gimnasios para la mente. Puede que sea un buen negocio. Doy esta idea gratis por si alguien quiere coger la iniciativa. Aunque no me hago responsable del resultado, si falla.
El modo de vida de los humanos, con la práctica de la agricultura y la ganadería de establo y granja, se volvió ciudadano y más sedentario. Cambió su alimentación a la actual, demasiado rica en calorías de origen animal y azúcares y se desató la incidencia de la obesidad, diabetes y otras patologías del sistema endocrino.
Para corregir estas disfunciones, los médicos, y el sentido común, suelen recomendar seguir una dieta más equilibrada, incluyendo alimentos más semejantes a los que debieron constituir la dieta de nuestros ancestros en su 'paraíso' original, sea este el que fuera, y hacer ejercicio físico de forma regular. Aquí es donde entran en acción los gimnasios. Porque en nuestra vida urbana el campo queda lejos. Y porque se aprovecha para hacer ejercicio en compañía, de forma casi gregaria. Parece que cuesta menos hacer algo que les cuesta también a otros.
Con la irrupción de la telefonía móvil y la popularización de los smartphones, y el impacto de la televisión con docenas de canales accesibles para todos, con contenidos cada vez más espectaculares y evidentes, nos hemos vuelto consumidores de información mascada, que no hay que procesar y digerir, instantánea y rica en imágenes, de modo que no hay que imaginar nada, que no hay que esforzarse por comprender, que yo creo que actúan, a modo de exceso de azúcar, grasas y proteínas para la mente. Se va perdiendo simultáneamente la costumbre de leer y de estudiar la información y documentación en modo estático, y nos ponemos nerviosos cuando un escrito que nos plantan enfrente tiene más de 500 palabras (Este tiene unas 450).
No me extrañaría que, igual que hay gimnasios para el cuerpo, se popularizarán gimnasios para la mente: lugares donde la gente se reúna para hacer ejercicio que mantenga la mente activa y en forma. Sitios donde haya que resolver problemas de cálculo; o componer poesías usando una métrica y rima convencional; o hacer malabarismos; o practicar juegos de encontrar diferencias; o rellenar crucigramas... Hacer ejercicios que cuesten esfuerzo, seguidos de test que prueben que se ha mejorado el rendimiento mental.
Igual que ahora peleamos por conseguir reducir peso después de fiestas, pelearemos por conseguir subir un par de niveles en los test de inteligencia. ¿Os parece raro o fuera de órbita? Yo creo que el primero que lo ponga en práctica y monte la franquicia, se forra.
¡Feliz 2014!