Miguel Barrachina. Economista y vicepresidente del área económica de la Diputación de Castellón.
Esta próxima semana se presentan todos los candidatos populares a las alcaldías de los municipios de más de 5.000 habitantes, la mitad de ellos son nuevos, fruto de la campaña #OpenPPCS, del Partido Popular de Castellón, por la que miles de militantes y simpatizantes han aportado sus propuestas sobre las mejores personas para encabezar proyectos locales.
Estos futuros alcaldes populares se enfrentan a una misma izquierda con diversos rostros, así lo indica tanto el nivel de transferencia de voto entre PSOE, PODEMOS, IU y Compromís, como la voluntad expresa de todos ellos de no pactar con el Partido Popular, que hacen de estos comicios un interesante “todos contra uno”.
Se confrontan dos opciones; una que arruina países, pues la diferencia entre comunistas y socialistas a la hora de hundir un país es solo de plazos, y otra que los hace crecer.
La Encuesta de Población Activa que conocimos ayer dice que Castellón tiene 11.100 ocupados más y 8.500 parados menos en los últimos tres meses, y que España ha creado 434.000 nuevos empleos en un año y tiene casi medio millón menos de desempleados.
Frente a la revolución que proponen los mismos que han asesorado, a a una Venezuela desabastecida y cada día mas hambrienta, por perseguir a la iniciativa privada, se enfrenta la evolución.
La misma evolución que hace que el Fondo Monetario Internacional revise al alza las previsiones mundiales de crecimiento de solo Estados Unidos y España, y que en nuestro caso afirme que se producen “por las importantes reformas estructurales” que han tenido lugar y contra las que unánimemente se han manifestado la amalgama de siglas -PODEMOS, IU, Compromís y PSOE- que se enfrenta a nuestros candidatos municipales.
Todos los ciudadanos saben que generar estabilidad y confianza son factores clave para el crecimiento de un país y con ello el sostenimiento de nuestra sociedad de bienestar, y también todos saben que formación política ofrece esa seguridad y cuales no lo hacen. La confianza se traduce en competitividad, aumento de las exportaciones, llegada de turistas y recuperación del consumo.
Esta semana Grecia, que ha llegado a tener como funcionarios a 50 conductores para un solo vehículo, también se enfrenta a esta elección entre populismo y responsabilidad. De hecho el país heleno tiene riesgo de abandonar la Unión Europea, tras el anuncio de su izquierda del incumplimiento de todas sus obligaciones contraídas, a la vez que sigue gastando casi el doble de lo que ingresa.
La izquierda quiere tener la oportunidad de arruinar nuestro país por tercera vez, justo ahora que en dos años se van a crear un millón de empleos, y mucho me temo que tendrán que esperar mejor oportunidad.
