Juan José Pérez Macián. Concejal delegado del Área de Gobierno de Hacienda, Modernización y Administración Municipal del ayuntamiento de Castellón.
Tras los datos muy positivos conocidos en relación a la caída del paro, era mi intención hacer una valoración optimista, esperanzadora si bien desprovista de triunfalismos, en estos primeros días del nuevo año que comenzamos. Era también mi propósito unir esa opinión positiva a la que igualmente merece la atención que cabe dedicar a una prima de riesgo por debajo ya de los 200 puntos. Cuando estaba hace no mucho tiempo por encima de los 600 era noticia de apertura de todos los informativos. Era una mala noticia y por ello merecía ese privilegio. Ahora que su caída es una realidad y una magnífica noticia, carece de importancia y de valor. Con los datos del paro parece ocurrir igual: son buenos, positivos y, en consecuencia, hay que restarles valor, máxime porque se logran con un gobierno del Partido Popular. Así se escribe la historia.
Pero quien ayer sábado ha hecho historia es un periodista valiente. Cake Minuesa se llama y escuchándole y viéndole en televisión se me ha puesto literalmente la ‘piel de gallina’. Y creo que no solo me habrá pasado a mí. Celebraban 63 asesinos cobardes, etarras para más señas, su particular aquelarre festivo en un lugar de nombre muy propicio, el matadero. El objetivo, entre otros, publicitarse como víctimas del Estado a través de los medios de comunicación. Para ello habían convocado rueda de prensa, sin preguntas, por supuesto, de forma que podrían decir, sin réplica alguna, cuantas barbaridades se les pasara por los hígados, que son las vísceras más sensibles con que cuentan.
Pero cuando satisfechos de su hazaña pretendían dar por acabada su actuación, ha dado un paso al frente un hombre valiente, digno, corajudo y educado. Un periodista que, puesto en pie y avanzando con tranquilidad y voz serena hacia los 63 asesinos disciplinada a la vez que repugnantemente formados para una foto de vergüenza, les ha reprochado que allí no se hablara de los 309 muertos que sumaban las hazañas horrendas cometidas por todos ellos y les ha ofrecido su cámara para que pidieran perdón y mostraran su arrepentimiento por esos 309 ejecutados vilmente por sus manos.
Los asesinos, que nacieron cobardes, crecieron cobardes, mataron cobardemente y morirán como lo que son, unos cobardes, se mostraron más cobardes que nunca ante la valentía y coraje de Cake Minuesa. Sus caras, como monigotes de cera, eran la más real manifestación de la cobardía, la indecencia y la indignidad de la condición humana que jamás merecieron. Lo más que acertó a hacer uno de los monaguillos de tan despreciable aquelarre fue sacar de cámara al valiente periodista a indecisos y tímidos empujones. Cake Minuesa, pese a ello siguió requiriendo respuestas a sus preguntas mientras se unían otros zombis etarras a ayudar al primero a echar del matadero a Cake.
La actitud de Cake es la que debiéramos mantener todos. Esos cobardes no son nada en cuanto alguien les planta cara. Minuesa lo demostró ayer. Sabíamos que de uno en uno no son nada. Pero desde ayer sabemos también que de 63 en 63 tampoco son nada si ante ellos se pone valentía, dignidad y coraje. Si además la Ley y la Justicia se pusieran del lado de estos tres valores que ayer resucitaron en la persona de Cake Minuesa, aún cabría la esperanza. Gracias, Cake.