Rafa Cerdá Torres. Abogado.
En tiempos tan propios del marketing, acuñar frases y eslóganes que denoten buenos sentimientos, transmitan acercamiento, y en suma recuerden que la Navidad ha llegado y no sólo al Corte Inglés, se convierte en un ejercicio habitual por los grandes almacenes y demás comercios que esperan como agua de mayo el afán consumista que se despierta estos días. Una práctica más, impuesta por la dictadura del calendario en la que vivimos: llega finales del mes de diciembre y la cena obligada con grupos que no has visto en todo el año, el consabido amigo invisible, la compra de Lotería, la organización de la Cena de Navidad, Fin de Año, buscar la frase ingeniosa para la felicitación de las Fiestas para enviársela a toda la agenda del móvil vía SMS (los pudientes) o la más reciente whatsup (espero transcribirlo de forma correcta...), temblar ante el estado en qué quedará la tarjeta de crédito...
Todo ello envuelto con las mejores de las intenciones, los buenos propósitos y los mejores de los deseos. "Es Navidad" nos repetimos como un mantra. Y cómo la resaca de Nochevieja, pasados los efectos de la subida generalizada del nivel de bondad pasajera, el ritmo de lo cotidiano acaba imponiéndose, y los buenos sentimientos, como los adornos, se amontonan en algún armario hasta el año que viene. Sin embargo, existen personas qué a fuerza de vivir lo que creen, celebran el sentido verdadero de estos días, prolongando durante todo el año el sentimiento de paz, alegría y esperanza que son consustanciales a la Navidad. Son personas que hablan por sus actos, que abrazan su realidad y dan lo mejor de sí mismos en ayudar a los demás. Se puede decir que en cada acto que acometen, recrean el Portal de Belén y el significado que éste encierra. Cada día se convierte en una nueva Nochebuena, y sin palabras comunican, a los demás que con un poco de buena voluntad, y mucho corazón, siempre es Navidad.
Una de ellas, se llama Sor Paula, una religiosa de mediana edad, pequeña y vivaracha como un ratoncillo, ingresó en una orden fundada por una santa de nuestra tierra (no doy más pistas que si no se enfada) y desde algunos años, se dedica por las noches a ayudar a prostitutas en un lejano Polígono Industrial de Zaragoza. Despliega su infatigable cariño dentro de un barracón cedido por una institución oficial, y sin juzgar ni preguntar, sólo ayuda, escucha y cura a mujeres agredidas en el mejor de los casos, y drogadas hasta casi matarlas en el peor. Pertrechada con instrumental sanitario (cura agresiones, administra medicación) y completamente sola, sin ayuda pública de ningún tipo, les recuerda a las mujeres vejadas en lo más hondo, que un Amor infinito está con ellas.
Pau Vidal no les sonará. A un buen número de personas que intentan atravesar la frontera entre Estados Unidos y México, los famosos espaldas mojadas, sí. Este joven catalán bueno, dejó de lado su carrera de arquitecto y como Jesuita ha ayudado a curar las heridas de una olvidada guerra civil en Liberia, o desplegando su ayuda en México a fin de paliar las miserables condiciones de vida de miles de personas. Reconvertido en un ciudadano del mundo, lleva el mensaje del Niño nacido en Belén a cada hombre y mujer que se encuentra en su camino. Les recomiendo su Blog: www.enpau.blogspot.com. Les resultará muy útil.
Yago Gall pilla más cerca, joven párroco de Santo Tomás en Benicásim, no tiene otro proyecto vital más que querer a la gente. Su tarea de todos los días se puede resumir en cómo ayudar a las personas de su Parroquia desde la sencillez, la apertura y la sonrisa. No deja de recordar que el nacimiento de Jesús, no es una entelequia histórica, al contrario, se trata de un hecho que ocurre todos los días en el corazón de todo hombre y mujer de buena voluntad.
Todos nos enfrentamos a situaciones muy difíciles, pero estoy seguro que con las armas que Sor Paula, Yago y Pau usan todos los días; apertura, generosidad, esperanza, buena voluntad, tenacidad y paz, podremos transformar cada día del año en una nueva Navidad. Felices Fiestas.
