Noticias Castellón
lunes, 25 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

Lo importante

Tiempo de Lectura: 2 minutos, 37 segundos

Noticias Relacionadas

Rafa Cerdá Torres. Abogado.

La dictadura del calendario se ha impuesto una vez más, y de nuevo las fiestas de Navidad se encuentran demasiado cerca como para tratar de ignorarlas. Son unos días curiosos, conductas y sentimientos que permanecen aparcados el resto del año, se pronuncian con una enorme frecuencia: paz, buena voluntad, compasión, fraternidad, generosidad,... al tiempo que parecen darse la mano con hábitos tales como el consumismo feroz, el deseo de aparentar, la falsedad, un sentido lúdico que intenta confundirse con alegría y restantes comportamientos apegados a una concepción material de la vida.

Debo reconocer que la Navidad me encanta, mi condición de mal católico intenta disfrutar de una noticia doblemente milenaria, y sin embargo siempre nueva, que un niño destinado a ser Hijo de Dios dará un mensaje al mundo de Amor y Esperanza, como nunca se ha dado en la Historia. Aunque como ciudadano no soy ajeno a la atroz época que estamos viviendo, la complicadísima situación económica ha dejado demasiados hogares y familias en situaciones que a nada invitan a celebrar. Demasiada gente se encuentra sumida en una espiral de desesperación que intento creer que no se convierta en definitiva, y que por muchos discursos edulcorados que escuchen por parte de la clase política y del resto de sus conciudadanos, mucho tiempo atrás dejaron de tener confianza en el presente y ni qué alegar respecto al futuro.

Con todo, me siento optimista. Y también afortunado. Optimista porque creo que un cambio de corriente se está produciendo. De acuerdo, muy incipiente todavía y sin que sus efectos lleguen a amplias capas de la población. Pero la inversión de la tendencia es un hecho tan aclaparador por sí solo, frente a una continuada secuencia de datos negativos y de perenne incremento de la destrucción de empleo.

Y también  afortunado por tener cerca a buenas y excelentes personas. Son fechas propicias a grandilocuentes discursos (¿y el resto del año?) que exaltan el valor de la amistad y la familia, y es todo el año cuando familiares y amigos han ayudado a tantos y a tantos a seguir adelante. El valor de esos hechos y de las conductas que los sostienen, nunca podrán ser descritos en su verdadera grandeza. La ayuda que han recibido millones de personas en forma de acogida, ayuda financiera, escucha y apoyo de manos de sus padres y madres, hermanos y hermanas, y demás familiares, así como de los verdaderos y buenos amigos, sencillamente es lo que ha permitido a este país seguir adelante, evitando su estancamiento.

Alejada de la actualidad informativa y de los grandes indicadores económicos, la propia vida cotidiana de cada uno se sabe justificada y apoyada por familia y amigos, nadie ha podido sustituir ese inmenso caudal de afecto, y que en verdad se erige como lo realmente importante, no sólo por estas fiestas de Navidad, si no los 365 días que han compuesto el casi finalizado 2013 y del resto de años por venir.