Alejandro Moreno. Psicólogo. Educador. Cooperador Internacional.
He titulado así este articulillo de opinión cuando he visto un post en las redes, relacionado con la hipotética unión entre Podemos e Izquierda Unida. Que compartía una noticia que decía que volcarían un resultado electoral hacia la izquierda con 101 diputados, eso sí, en caso de una confluencia. Y el comentario en el post decía: “Esto debería haber sido desde el principio, el 20-D. ¿Ahora sí? ¿Ahora Pablo ha tenido que bajar esos humos?...” (Elena).
A lo largo de mi viaje político: trabaje por ‘tu alternativa’, por ‘el poder de la gente’. Me puedo ir más allá del 20 D. Me puedo ir a las últimas europeas en donde ya se hablaba de una confluencia de izquierda, grande y fuerte, pero la táctica era: entrar bajo el manto de IU. En ese momento ya habían voces discordantes con esa posición y entonces ya se reflexionaba sobre, de que en lugar de defender y trabajar por el poder de la gente, se hacía todo por el poder de las siglas.
En esas europeas no hubo confluencia porque Podemos no quiso ser fagocitado (como se dice ahora) por IU, tan solo unos meses después de haber nacido. Y mira que habíamos quienes defendíamos (porque yo también estaba de acuerdo con eso) el carácter de movimiento político y social de IU, ante la tradicional postura de “el Partido”. Concepción de la organización que se reflejaba siempre en los militantes que hablaban de IU como “el partido”. En este momento tampoco IU quiso evolucionar a “otras siglas” así es que las cosas continuaron cada uno con lo suyo.
Después de un tiempo, la correlación de fuerzas fue cambiando, los constantes desaciertos de unos y aciertos de otros, hicieron su trabajo y prepararon el terreno hacia otro momento y otras circunstancias. Se planteó entonces retomar el camino para mayo del 2015. Se reforzaron las diferencias, sobre todo en torno al cómo desarrollar confluencias o decir que no era el momento.
Algunos compañeros y compañeras han guardado absoluto respeto por la conformación de otra alternativa que propone cambios hacia otro país diferente, más democrático, más participativo, más del pueblo para el pueblo, pero otros se quieren ‘tirar al monte’ y comienza la ‘guerra de guerrillas’ dialéctica entre la gente de izquierda, unos porque se dicen de izquierdas y otros porque no se dicen ni de izquierda ni de derechas, sino ‘los y las de abajo’.
Y ante el panorama de disputa dialéctica y mediática, en algunas partes se trabaja y se desarrolla un proyecto con participación en común, que tenía la gente que se siente identificada con los objetivos de cambio social, pero en otras partes se mantienen las rigideces y no hay confluencia. En algunos puntos se derrumba todo el trabajo que se había hecho.
Mi opinión es que existe una influencia negativa de cerrazón “partidista”, de dogmatismo, de sectarismo, y cierta arrogancia política en diferentes bandos, que en algunas partes se impuso a la coherencia y visión en común. En lo general y en algunos casos en particular, y haciendo referencia a mi experiencia directa, le sumaria la irresponsabilidad infantilista, y un radicalismo tan subjetivo, que a veces parecían posturas y comportamientos políticos de rancia derecha (y subrayo, esto limitado a las ‘perlas’ que reventaron el trabajo en Vila-real y creo que hasta el mismísimo proyecto local de movimiento político y social).
Para el mayo del 2015, Podemos ya había tomado la sartén por el mango y entonces devolvió la táctica del ‘No confluimos, si no es bajo la sombra de nuestras siglas’, la misma que anteriormente se defendía desde IU, más o menos era esa la condición. Ahora Podemos era quien se ofrecía a fagocitar a IU.
Esta lucha de tacticismos de siglas entre el espectro de la izquierda dieron resultado buenos para unos, en detrimento de los otros. Entonces, quedo demostrado para IU-EUPV que allá en donde se trabajó por confluir se tiene presencia, junto a Podemos y otras organizaciones. Que allá en donde se ha trabajado consecuentemente se tiene presencia tanto de unos como de otros aun por separado. Que allá en donde se antepusieron intereses sectarios, fue la hecatombe que contribuyó a que EU perdiera representación en municipios y de paso perdiera el grupo autonómico en las cortes, una injusticia política y electoral. Mientras que Podemos se alzaba con una variedad de representación parlamentaria y municipal.
Y luego sí, viene el ‘20D’. En donde nuevamente toma fuerza el confluir o no confluir y cómo confluir. Nuevamente queda demostrado que las confluencias dan representación y fuerza y las no confluencias, dividen la fuerza y la representación. En el país Valenciano se deja escapar una oportunidad y tan solo se produce una semi-confluencia que da sus frutos a unos y nuevamente empantana a otros. Y a la luz de los resultados seguimos aprendiendo que a pesar de confluir, las diferencias y las identidades de grupo, partido, principios, etc. vuelve a hacer mella en el cómo ejercer esa representatividad para aplicar políticas de cambio. Y estamos en proceso de averiguar que va a pasar, si repetimos elecciones, o qué tipo de gobierno nace de la quemazón del Bipartidismo, que todavía respira y se resiste.
Y ante todo esto se mantiene el lanzamiento de dardos que se dirigen de una parte y de otra. Las redes sociales nos permiten ver como de varios bandos se cuestionan desde antecedentes políticos, momentos presentes y hasta sus propuestas de futuro. Del qué hacer y cómo tratar de cambiar este país, y quienes deberían de formar parte de ello.
Yo entiendo que gente del PSOE le vea las orejas al lobo, ellos siempre han dicho que son representación de la izquierda, pero a la hora de la verdad han gobernado para los intereses del mercado, de las multinacionales, del mundo financiero especulativo, dando algunas migajas en políticas sociales. Lo que no entiendo es que los egos de otros y otras se mantengan al rojo vivo, para atacar a quien como yo, como nosotras, queremos hacer políticas desde abajo, con el pueblo y para el pueblo, vamos desde abajo y a la izquierda.
No entiendo por qué esa actitud infantil de ser mejor que la otra alternativa, de ser la más digna, de ser la más histórica, de ser la que más ha hecho por el pueblo. Los procesos de cambios históricos no tienen patente de nadie y quienes han luchado y se han dejado la vida por los derechos de la gente no son propiedad de nadie, son propiedad de la historia y deben de ser reconocidos por quienes ahora estamos siguiendo sus pasos de transformación y de búsqueda del bienestar, de la libertad y el poder del pueblo.
La única explicación que tengo es que la gente que lo hace, lo hace pensando egocéntricamente, atribuyéndose la posesión del método revolucionario para el cambio. Craso error político. Como ejemplos de esto, podemos leer las redes:
“Si quejáis de podemos up-iu abeis echo lo mismo primarias sin transparencia y poco movimiento de personas con diversidad funcional”.
“...Tu Monedero no le llega a la altura de los talones a Julio. Dime si no es hacer nada ser el único que denunció Maastricht. Dime si no es hacer nada pedir la no entrada en la OTAN”.
“...Pero Anguita? que ha hecho..? ..y todos los anterios a el..? y los posteriores a el...?. que han hecho..? ah?. Poco se ha hecho... o muy mal hecho. Eso está clarisimo.. El resultado es irrefutable..”
Esto a mí me parece una especie de levedad infantilista e izquierdista, de ahí mi título sobre lo insoportable y cansino de esos pensamientos, sentimientos y comportamientos políticos que tenemos que seguir padeciendo.
No reconocer lo bueno de todos y aceptar que todos cometemos errores, es un obstáculo para el entendimiento, no hacer autocrítica y corregir esos errores y ser humildes ante compañeros y compañeras que anhelan lo que todos anhelamos es otro obstáculo para la unidad, No reconocer que juntos y juntas, con nuestras diferencias, con nuestra diversidad, podemos acabar con las políticas de quien nos ha castigado históricamente, sistemáticamente, dando poder a unos cuantos para la explotación, la alienación y la falta de emancipación popular es algo que nos retrasará aún más históricamente.
Por eso pienso que ahora mismo, quien quiera ser secta, que defienda su secta, muy lamentable, pero es lo que hay y habrá; Quien quiera ser partido, que haga partido como tal; Quien quiera organizar, movilizar y transformar la sociedad, que se incluya en una nueva sociedad transformadora, movilizando en conjunto a la mayoría de las personas que compartimos nuestra vida, nuestros grupos, nuestra sociedad, por un cambio real. Para ello habrá que madurar más y crecer y transformar.