Antonia García Valls. Portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de la Vall d'Uixó.
Como bien dijo Rajoy estos días, refiriéndose al PP “somos como somos”. No sé si intentaba justificar alguna cosa, pero ya le digo que no se puede justificar lo injustificable.
Si faltaba por aparecer alguna cosa, ya está aquí. Y ¿Cómo no? En la Comunidad Valenciana. Parece ser que las Diputaciones Provinciales han dado “para mucho”. Han resultado ser muy rentables para ciertos “personajes”, alguno de ellos ya en prisión.
Este fin de semana hemos podido escuchar unas grabaciones que, en democracia, y en una sociedad que pretenda ser “decente”, resultan vomitivas.
Es un caso más. Suma y sigue el despropósito y la indecencia del PP a nuestra tierra. Vamos entendiendo, desafortunadamente, cómo hemos llegado a esta situación de máxima emergencia en nuestra comunidad.
Han despilfarrado lo que teníamos, se han gastado lo que no teníamos y “presuntamente”, en algunos casos y en otros, ya confirmado, se han embolsado lo que era de todos los valencianos y valencianas.
No han tenido ni vergüenza ni decencia política.
Y cuando escuchamos a la señora Sáez de Santamaría decir que en el PP impera la “ejemplaridad”, dan ganas de llorar por no poder “cantarle las 40”.
En el caso Rus, hablan de “ejemplaridad”, en el caso Fabra, éste era, para Rajoy, el ciudadano “ejemplar” y Camps era un “ejemplo a seguir”.
Han distorsionado y tergiversado la palabra política, utilizándola en su propio interés particular y en el de su partido, en vez de trabajar por el interés general. Y resulta ya insoportable.
Esos ejemplos son los verdaderamente peligrosos para la sociedad en la que vivimos. El PP intenta asustar a la gente diciendo que los cambios son peligrosos y ellos representan el único peligro. Nos han conducido al borde del precipicio; y con ellos la caída es segura. Y no queremos caer.
Por eso el cambio es imprescindible. Ese cambio que no va en contra de nadie, que va a favor de la gente, de las personas “de buena voluntad” que merecen una Comunitat con un Govern y unos pueblos y ciudades, con unos gobiernos municipales responsables, decentes, ilusionados por trabajar por y para las personas.
Un cambio serio, coherente y progresista, que cambie el rumbo equivocado, nada ejemplar, por el que nos ha hecho transitar partido popular, que no es ejemplo de nada.