Antonia García Valls. Portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de la Vall d'Uixó.
No es la primera vez que escribo sobre la cuestión de la dependencia, sobre las condiciones que desde la administración se establecen para las personas con discapacidad o con dependencia.
Me gustaría que fuera la última, pero visto lo visto, es decir, visto lo que hace el PP, tanto a nivel nacional como, y especialmente, en nuestra Comunitat, creo que será difícil no seguir denunciando su falta de sensibilidad y su política miserable con estas personas.
Vuelvo a insistir en la poca sensibilidad y la poca vergüenza y miserable que resulta cebarse con las personas más vulnerables de nuestra sociedad; precisamente aquellas que deberían estar en la parte más alta de nuestras prioridades.
Y prioridad fue para el PSOE, que elaboró la Ley de la Dependencia, creando unos derechos para aquellas personas que nunca los habían tenido. Marcando un antes y un después, en la consideración y la adjudicación de derechos a estas personas y a sus familias.
Una Ley en la que nunca creyó la derecha. Si ya estábamos las mujeres cuidadoras, ¿qué falta hacía esta ley? Claro viendo lo que piensa la derecha sobre la “inferioridad intelectual” de las mujeres, nada resulta extraño.
Desde el mismo momento de su aprobación, en nuestra Comunitat la boicotearon, digan lo que digan sobre la financiación, el PP nunca la aplicó bien. Primó su interés partidista y sectario por encima de la satisfacción de los derechos reconocidos por la ley socialista (una ley socialista que reconoce derechos a las personas, como tantas otras que está recortando el PP y que reclaman los que dicen que somos lo mismo; deberían hacer una reflexión profunda o pensaremos que es un discurso populista e interesado con el único fin de alcanzar el poder, aunque se engañe a la gente) a estas personas y a sus familias. Hasta el punto que devolvieron fondos transferidos para la dependencia a Madrid, por una mala gestión de esta cuestión. Porque nunca les interesó.
Y vuelvo a sacar el tema porque, no sólo han reducido las prestaciones, sino que además, para las personas que están en Residencia, desde 1 de enero de 2014 les han subido su aportación económica y el número de aportaciones. No tienen dinero ni para sus gastos personales.
Y así lo manifiestan los familiares cuando se nos acercan, con la desesperación marcada en la cara y la impotencia de no ser escuchados por la administración, que para pagar sus despilfarros, ha vaciado hasta los bolsillos de la gente que menos tiene.