Antonia García Valls. Portavoz del PSPV en el ayuntamiento de la Vall d'Uixó.
Mañana jueves, 9 de mayo, la enseñanza española vivirá una jornada de huelga general para exigir al Gobierno de Rajoy la retirada de la conocida Ley Wert, la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOMCE) y para denunciar los recortes que el Gobierno está llevando a cabo desde el pasado año en todo el ámbito educativo.
Es la primera vez que se convoca una huelga que abarca todas las etapas educativas, desde Infantil hasta la Universidad. Y se convoca contra unas medidas que apuestan por una educación selectiva, segregadora, que devalúa, claramente, la formación profesional y que no resuelve los problemas de la educación.
Recortes y Ley Wert que son parte de un mismo plan. El plan del PP, de la derecha que nos gobierna y que responde a una deliberada voluntad de convertir al sistema educativo en un medio para la separación y la selección social. Un cambio que pretende cambiar un sistema que da oportunidades, por uno que se convierta en un mecanismo más de exclusión. Política de la derecha en estado puro.
La Ley acumula el rechazo generalizado de toda la comunidad educativa. No puede ser que la comunidad educativa, los expertos, la sociedad en general, e incluso el Consejo de Estado estén equivocados y Rajoy y Wert tengan la razón.
Una Ley que carece de un diagnóstico claro sobre la realidad educativa española, por tanto es un ataque ideológico más al Estado del Bienestar que persigue la igualdad de oportunidades. Claramente responde a la deliberada voluntad del PP de imponer un modelo educativo más injusto, bajo la excusa de la crisis. Una vez más.
Una ley que se hace al servicio de los sectores más conservadores, como lo demuestra la eliminación de la asignatura Educación para la ciudadanía (siempre he sido una firme defensora de esta asignatura), y la consideración de la asignatura de religión.
Además con toda una serie de medidas adicionales que ya suponen barreras a la igualdad de oportunidades, como reducir drásticamente las becas, suprimir ayudas a los libros de texto y supone también más concesiones a la escuela concertada.
Claramente, sobran las razones. Yo, mañana, como parte de la comunidad educativa haré huelga. Mañana saldré a defender la escuela pública, gratuita y de calidad, una escuela que me ha permitido la posibilidad de escribir hoy el artículo, más convencida que nunca.
