Antonia García Valls. Portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de la Vall d'Uixó.
Una vez más, y ya son demasiadas, Castellón ha vuelto a ocupar la primera página de las noticias y no, precisamente, por buenas noticias.
No sé muy bien, aunque ideólogos tienen muchos, quién habrá asesorado a NNGG del PP de Castellón para que se enreden en la campaña de denuncias anónimas contra el profesorado que, según ellos, “practique el adoctrinamiento ideológico en las aulas”, entendido este adoctrinamiento como críticas a cuestiones tan “criticables”, diría yo, como la existencia de un aeropuerto sin aviones, los recortes producidos en educación o en sanidad o manifestarse en contra de la reforma educativa que propone Wert.
De forma sorprendente y sin precedentes, en pleno siglo XXI, con una democracia consolidada y con una Constitución que garantiza los derechos y libertades fundamentales, los miembros de Nuevas Generaciones del PP se han saltado todos los mecanismos legales existentes en nuestro ordenamiento jurídico, para establecer un sistema paralelo de denuncia, animar a la gente, a los jóvenes, a que hagan vigilancia ideológica de la ciudadanía, elaborar “listas negras” de profesor@s y maestr@s “sospechos@s”, influenciar en los contenidos que se enseñan en el aula, la utilización de sus contactos políticos en la administración para que las denuncias “anónimas” tengan consecuencias para los docentes.
¿No les recuerda, a los más mayores, tiempos que más vale no recordar?
Quizás también las NNGG toman el “elixir de la nostalgia” que destilan, en los últimos tiempos, demasiadas veces, las decisiones y actitudes del PP.
Por tanto, no debe sorprendernos que ante el aluvión de críticas y requerimientos de la ciudadanía para que se retirara esta campaña antidemocrática y con tintes represores, por no llamarlos de otra manera, los “responsables” del PP en la provincia de Castellón (no me sorprende en absoluto), e incluso el Presidente Fabra, se han dedicado a mirar para otro lado, ya que, lejos de condenar, recriminar y rectificar a sus jóvenes, han reafirmado sus posiciones inquisitoriales.
No sé si, como profesora y política de izquierdas, soy la primera sospechosa de este “adoctrinamiento”. Si adoctrinar implica transmitir conocimientos, capacidades y valores, para formar futuros ciudadanos con criterio y pensamiento propio, lo hago. Porque no creo en el pensamiento único. Desde el máximo respeto a todo y a tod@s.
Y tengo que decir, que continuaré haciéndolo. Y sin intentar “liar” a nadie. Quizás ellos intentan lo contrario, los de NNGG quiero decir….