Juan Manuel Aragonés Beltrán. Director de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón.
La acción de Cáritas, como el buen samaritano, es dar respuesta a una necesidad inmediata de pobreza y exclusión, en una determinada situación: atiende a personas y familias para su promoción integral, de forma que se sientan acogidas, asistidas y acompañadas en sus necesidades mas primarias (alimento, vestido, vivienda, salud, etc.), pero también en otras necesidades como las sociales y culturales (empleo y educación) o relacionales (ejercicio de sus derechos como ciudadano para superar su marginación), sin dejar de lado sus necesidades espirituales, ya que si falta Dios en su vida, quizá sea esa su mayor pobreza.
Toda esa tarea requiere que los agentes de Cáritas debamos tener una “formación del corazón”, porque las personas que atendemos necesitan humanidad, sentirse escuchados, ser tratados con ternura y atención cordial, además de una preparación profesional que permita acompañar a las personas de la forma técnicamente más adecuada. Debemos tener un corazón que “vea” en el otro a la persona de Jesús, que necesita amor y actúa en consecuencia, y además lo hace gratuitamente, sin esperar nada a cambio.
Al tiempo que se presta esa atención inmediata, en Cáritas trabajamos por la justicia, es decir, por transformar las estructuras y circunstancias que producen pobreza, exclusión y marginación, porque estamos convencidos de que otro mundo es posible.
Debemos vivir este tiempo nuestro desde la esperanza que es paciente porque no desfallece ante el fracaso aparente y la frustración y es humilde porque ante la magnitud y complejidad de la tarea reconoce el misterio de Dios y se fía de Él incluso en la oscuridad.
En esta labor de ayuda a las personas mas desfavorecidas, de anuncio y denuncia profética necesitamos contar con el mayor número posible de colaboraciones. Unas monetarias, mediante la aportación de donaciones periódicas en el tiempo (lo que llamamos socios, preferibles para nosotros porque dan estabilidad) o también donaciones puntuales. Las personas que ya sean socios o donantes, pueden ayudar invitando a participar también a otras personas de su entorno familiar, laboral o social para que también se hagan socias, porque con su ayuda llegaremos a más. Todas las aportaciones a Cáritas son deducibles en la declaración de la renta.
En este tiempo de Pascua de Resurrección, Cáritas va a comenzar una campaña de sensibilización y captación de nuevos socios, en la que tan importante como reunir unos medios económicos, es llamar la atención de toda la comunidad cristiana y del resto de la sociedad civil, acerca de que a nuestro alrededor hay muchas personas y familias que pasan por situaciones muy difíciles, que necesitan de nuestra solidaridad, de nuestro tiempo (unas horas al día o a la semana como voluntarios de Cáritas en la parroquia o en la diócesis) y de nuestras oraciones y apoyo espiritual.
La fe transforma nuestra impaciencia y nuestras dudas en la esperanza cierta de que el mundo está en manos de Dios, que actúa a través nuestro en la construcción de su reino de vida, de dignidad y justicia, de fraternidad y amor para todas las personas.
El amor es una luz, en el fondo la única, que ilumina constantemente un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar. El amor es posible y debemos ponerlo en práctica porque hemos sido creados a imagen de Dios. Vivir el amor y así llevar la luz al mundo (Deus Cáritas Est, 39).