José Vicente Ramón Moreno.
Leo, con gran preocupación, la noticia sobre el informe de Cáritas en el que las cifras de atención y ayudas volcadas sobre los más necesitados y que, según informes de la Fundación Bancaja y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas se alcanza el 25% en el nivel de pobreza en nuestra comunidad.
No me sorprende tanto cuando se indica que ya superan las familias nacionales a las extranjeras en el porcentaje de ser atendidas porque, de las segundas, ya se han vuelto a su país muchas al comprobar que el nuestro no era ‘el paraíso’ tal y como se lo habían vendido a ellos y que por su incorporación a nuestra sociedad no sólo se perjudicaban ellos sino que también lo hacían con nosotros ya que cuando hay crisis los pocos recursos que existen llegan menos si hay que repartir entre más.
Es encomiable el trabajo de Cáritas, con Juan Manuel Aragonés al frente, y de todas aquellas entidades o instituciones que ‘reman’ en este río de enormes dificultades para poner a flote los escasos ‘flotadores’ con los que cuentan muchas familias.
Nosotros, los que tenemos el ‘lujo’ y la gran suerte de tener un trabajo y poder cobrar todos los meses podríamos aplicar un sistema para canalizar algo nuestras posibilidades de ayuda.
Aquellos que les da pereza acercarse a Cáritas, y que no les parece bien dar a todos los que encuentran por la calle (como a mí), les propongo que localicen a alguna de las personas que piden en su entorno más próximo (bien sea en una esquina próxima a su casa, bien a la entrada del super donde habitualmente van, controlen un poco el ver que realmente les hace falta y sea a esa persona a la que le den algo más con una cierta regularidad.
Con esto conseguirán que esta persona pueda vivir un poco más dignamente y tener la satisfacción de saber que ayudamos a alguien que creemos que sí lo necesita. Pruébenlo y entenderán que ‘toda piedra hace pared’.






























