Marisol Linares. Ex diputada del PP.
‘La pela es la pela’ es un chascarrillo muy común entre la población catalana y una certeza que ha aflorado durante todo este proceso independentista.
Fue la fuga de las empresas (ya van más de 2.000) lo que hizo saltar las alarmas entre los soñadores de una república idílica catalana. La realidad se impuso y se empezó a ver como la utopía de la independencia se traducía en pérdida de riqueza, empleo y caída del poder adquisitivo. Fue en ese momento cuando se dieron cuenta de que ‘la pela es la pela’ y que el sueño de una Cataluña independiente se empezaba a desmoronar, pero pese a ello, los grupos políticos secesionistas negando la realidad económica, social y europea y con una gran falta de criterio proclamaron el pasado día 27 de octubre la republica de Cataluña, lo que condujo a que el Gobierno de España diera un golpe de efecto con la aplicación del artículo 155 de la Constitución y convocara elecciones autonómicas para el próximo 21 de diciembre.
También durante este ‘procés’ hemos podido ver la verdadera cara de los diputados del PDCat y ERC que no reconocen a España, pero que viven del erario público de la nación y siguen acudiendo a las Cortes Generales sin ningún tipo de pudor ni de sonrojo y, lo que es peor, sin ser consecuentes con lo que predican y arengan a las masas en Cataluña.
Ningún grupo político independentista reconoce a España ni la aplicación del artículo 155, eso sí, todos quieren concurrir a las elecciones del 21-D, una vez más, la pela es la pela, ya que no concurrir a estos comicios supone quedarse sin sueldo y sin poder en las instituciones, y yo me pregunto ¿dónde está su República catalana? Sería interesante que los catalanes se lo preguntaran a los de la CUP, a JxSí y a Podem. Y, ¿dónde están sus principios antiespañolistas, antisistemas y anticapitalistas?
Todos ellos lo pregonan para los demás pero no se lo aplican a sí mismos, y quieren seguir manteniendo su estatus político viviendo del dinero de España. Todos ellos cuando han tocado moqueta se han dejado los ideales en la trastienda y únicamente aplican esos ideales para el pueblo que ha soñado con una Cataluña independiente, una entelequia imaginada durante muchos años fruto de un adoctrinamiento educativo y social pero que ha quedado demostrado que queda muy lejos de la realidad en un mundo globalizado del siglo XXI.
Los catalanes deben ser responsable y con su voto el día 21 deben pronunciarse sobre lo que quieren teniendo en cuenta la realidad. Pero, además, tienen que exigir a esos grupos políticos que sean consecuentes, que actúen y vivan de acuerdo con esa república que han creado y por tanto, deberían abandonar o alejarse de las instituciones españolas.